POLÍTICA
Luis Dall' Aglio
Director
En las elecciones ejecutivas, las sociedades suelen votar priorizando aquello que necesitan de manera más inmediata, con un enfoque pragmático, utilitario y racional. En cambio, en las elecciones legislativas, las decisiones están más atravesadas por percepciones, valores y emociones.
Tras los comicios del 26 de octubre, además de resultados, ganadores y perdedores, la sociedad cordobesa dejó entrever un conjunto de señales claras sobre sus intenciones políticas. A partir de ello es posible reconstruir un perfil ideológico que surge de lo que eligió.
Esta lectura se apoya en los pronósticos realizados durante la semana previa a las elecciones, cuando las encuestas de la Consultora Delfos anticipaban una ventaja de 11 puntos a favor de La Libertad Avanza. A la luz de los resultados y en contraste con las mediciones domiciliarias realizadas en toda la provincia, analizamos qué ideas están votando los cordobeses cuando votan.
El desempeño de las fuerzas con mayor caudal electoral (LLA, Provincias Unidas, Defendamos Córdoba y la UCR) permite delinear un perfil ideológico característico de la provincia. En términos generales, emerge un electorado predominantemente liberal-federal, con fuertes componentes identitarios y un marcado sentido de autonomía respecto de la política nacional.
Incluso puede rastrearse cierta continuidad con rasgos del histórico Partido Demócrata que tuvo peso en Córdoba a principios del siglo pasado, cuya impronta —en alguna medida— persiste en la identidad política provincial.
Este pensamiento liberal-federal se expresa en los siguientes rasgos:
• Antiestatismo selectivo: demanda de orden, control del gasto y eficiencia pública, pero también expectativas claras de protección por parte del Estado provincial.
• Meritocracia y movilidad: fuerte adhesión a valores de esfuerzo individual, trabajo y educación como motores de progreso.
• Federalismo y autonomía: rechazo a la centralización nacional y defensa activa del federalismo.
• Desconexión partidaria: descreimiento de los partidos tradicionales; preferencia por liderazgos personales y coaliciones flexibles.
• Tono ideológico: una centroderecha con matices liberales en las clases medias-altas urbanas y más provincialista y pragmática en sectores medios y populares.
Córdoba reafirma, además, su condición de territorio refractario al “populismo nacional”, con un electorado que oscila entre el liberalismo económico y un “cordobesismo identitario”. Su base social combina clases medias ascendentes sostenidas en el progreso económico, jóvenes fuertemente digitalizados y trabajadores autónomos.
En términos electorales, el voto cordobés conjuga demandas de eficiencia económica, baja presión fiscal y una sólida identidad provincial. A la vez, mantiene un claro posicionamiento “anti K”, con más del 70% del electorado optando por propuestas que rechazan esa corriente política.
Este perfil ideológico y político puede comprenderse mejor a partir del marco cultural que define a la provincia. Según otro estudio reciente de la Consultora Delfos, Córdoba se percibe a sí misma como una comunidad orgullosa, rebelde, trabajadora y contradictoria: combina alegría popular con convicciones políticas firmes, una identidad cultural vibrante y una mirada crítica tanto hacia sí misma como hacia el resto del país.
La Córdoba que emerge de ese estudio —realizado también en octubre en toda la provincia— es libre y conservadora, moderna y tradicional, autocrítica y vanidosa, con un fuerte sentido de pertenencia y un deseo permanente de diferenciarse.