ENCUESTA / LA EDUCACIÓN EN CÓRDOBA

Sin dudas, en los últimos años hay más chicos que asisten a instituciones educativas en Argentina, aunque ello no exime de problemas de calidad académica. Por ejemplo: que contengan a los estudiantes y estos puedan completar su escolaridad en tiempo, forma y con calidad.

En concreto las tasas de escolarización de la población aumentaron en las últimas décadas. En el Censo Nacional poblacional de 2001 el nivel primario incluía a casi la totalidad de los niños (98,1%). En esa línea, se coincide en que la masificación del colegio impone nuevos problemas a una institución caracterizada por cierta tradición, tanto pedagógica como organizacional (Tiramonti, 2004; Kessler, 2003).
Asimismo, el aumento de la escolarización implicó el acceso de sectores poblacionales que tradicionalmente no ingresaban a la institución educativa, a saber, jóvenes provenientes de los grupos socialmente más desfavorecidos. Ese es el aspecto democratizador de la escuela, tan valorado por todos.

Es decir, el primer paso es la inclusión y la escolarización, luego -por añadidura- desbordan otras problemáticas. Es decir que pese a los avances se presentan grandes desafíos al sistema educativo que implican a la totalidad de la sociedad.
Pues bien, ¿cómo contribuir a una mejora sustantiva en las condiciones de vida y el desarrollo de nuestras sociedades desde lo educativo? Esta es una pregunta constante, casi una obstinación de nuestra historia.

De hecho, en cada debate político y social siempre surge la convicción de que una sociedad más madura se crea con mejor y más educación. Incluso solemos escuchar reiteradas veces consignas tales como que es necesaria mayor formación y excelencia docente, o más inversión presupuestaria, programas de desarrollo a largo plazo, entre tantos otros.

Es más, los estudios realizados por la Consultora Delfos en los últimos tiempos concluyen en que la sociedad no pide más escuelas, sino mejores docentes, en el sentido integral de la palabra: mejores capacitados, y reconocidos salarialmente.
Asimismo, la escuela como otras instituciones, recibe gran parte de las críticas que los ciudadanos realizamos, acusándola de ciertos males sociales o problemas particulares. Ante un inconveniente determinado es la escuela (o la falta de educación) la causante o, por lo menos, contribuyente a ese estado de cosas.

Así y todo, la escuela no es solo un espacio para aprender a sumar y restar, también en ella se rescata la idea de que es un espacio de crecimiento, de socialización, de entrada al mundo social y laboral.

Más allá de eso según las cifras del Informe PISA Estudiantes de Bajo Rendimiento (2012), publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el colectivo de estudiantes argentinos se ubicó entre los 10 peores de las 64 naciones analizadas. Es más, siguiendo al Estudio Internacional sobre Educación Cívica y Ciudadana, el puntaje promedio en conocimiento cívico de los seis países latinoamericanos que participaron fue más bajo que el promedio total de la muestra.

En suma, distintas pruebas de aprendizaje en América Latina, que exhiben el panorama en materia educativa, muestran resultados preocupantes.
En todo caso, se han logrado avances importantes de escolarización tanto en Argentina como en la región pero pareciera que los niveles de aprendizaje no son los mejores. Sin entrar en el debate sobre qué tipo de educación se precisa o sobre cómo educar, lo que creen distintos especialistas es que más años de educación no implican necesariamente mayores conocimientos y habilidades (Fiszbein, Octubre de 2016, en El Diplo).

De igual modo creemos que el foco hay que colocarlo en los alumnos y sus esfuerzos, en la infraestructura escolar y sus comodidades, en el presupuesto del Estado, en los planes de estudio y los docentes, y en la trama social como contexto, entre otros.
Esta semana se llevó a cabo la evaluación Aprender 2016 diseñado por el Ministerio de Educación y Deporte, y que involucró a más de 1.400.000 alumnos y 39.000 colegios públicos y privados del país. A partir de ello es que se ha puesto nuevamente sobre la mesa de discusión la cuestión sobre la educación.

Según datos de la Consultora Delfos, y de manera general, para los padres cordobes la educación que reciben sus hijos es valorada positivamente. Para ser más precisos, en lo referido a los colegios públicos provinciales un 80% califica la educación brindada a sus hijos como buena, un 15% califica como regular, y sólo el 5% califica la educación por parte de la administración provincial como mala.

En cuanto a los colegios públicos que están bajo la órbita municipal los resultados son los siguientes: 85% buena, 11% regular y 4% como mala. A saber, los porcentajes de los colegios públicos son similares, y la educación es valorada positivamente.
Por otra parte, la educación privada exhibe una sensible mejora en la calificación: 93% de los padres califican esa educación como buena y un 7% como regular. En síntesis, nadie se muestra disconforme con la educación de tipo privada.

Estos datos nos hablan de una fuerte y positiva estima por parte de la población hacia las escuelas y la educación que reciben sus hijos. De cualquier forma nada nos dicen sobre si identifican problemas al interior de las escuelas o si cambiarían o modificarían algún aspecto de ellas.
El desafío es conciliar la mayor inclusión deseada con una oferta y educación de calidad que sea provechosa para el conjunto de la sociedad, sin perder de vista a los alumnos ni los docentes. Por último, la mejora en la calidad educativa precisa esfuerzos en diversas áreas: la evaluación de resultados y de los propios docentes, el uso de nuevas tecnologías, reformas curriculares, mejoras de infraestructura, entre otras.

20 de Octubre de 2016
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Por Lucas Gatica

Lic. en Psicología
Especializado en Psicología Política
Integrante de Consultora Delfos

Fuentes
Fiszbein, A (2016). El desafío de la calidad educativa. Recuperado de: http://1m1nttzpbhl3wbhhgahbu4ix.wpengine.netdna-cdn.com/wp- content/uploads/2016/10/Desafio-calidad-educativa-A.-Fiszbein.pdf
Kessler, G. (2003). La experiencia escolar fragmentada. Buenos Aires, IIPE-UNESCO.
Tiramonti, G. (2004). Una nueva cartografía de sentidos para la escuela en Tiramonti G. (comp) (2004). La trama de la desigualdad educativa. Buenos Aires: Manantial.