Por Norman Berra

Las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) del 13 de agosto (13-A) próximo son la previa de las elecciones legislativas generales del 22 de octubre (22-O). El carácter de legislativas nacionales (hay distritos que votan senadores y diputados nacionales, otros sólo uno de los dos cargos, amén de los cargos provinciales y locales que se votan en algunos distritos, como es el caso de provincia de Buenos Aires y Capital Federal) hace que sea necesario entender su naturaleza compleja. Veamos…

Una aproximación válida es tratar de identificar tendencias macro, como lo hizo la consultora CEOP (que dirige Roberto Bacman), en un estudio realizado recientemente, sobre una muestra de 1.200 personas de Capital Federal, Gran Buenos Aires y el interior del país. En el trabajo se respetaron las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social. Las encuestas se hicieron por teléfono. Según el estudio, un 27,7% se define como oficialista; un 45% como opositor, y un 26% se mantiene equidistante. A partir de estos datos, se podría pensar que el resultado de la elección está abierto, aunque Cambiemos tiene chances de ser la primera minoría electoral nacional si logra consolidar ese casi 28% como un piso.

Una aproximación alternativa es enfocar la elección a partir de una serie de claves. La primera de ellas pasa por entender que, al ser elecciones legislativas, tienden a la fragmentación y a la dispersión del voto, tendencia que se profundizó a partir de la crisis del 2001. Luego de la relativa normalización del calendario electoral en el 2003, sólo en las legislativas intermedias del 2005 el oficialismo gobernante sacó un porcentaje significativo del total de votos. Fue el FPV, con 41,59% al nivel nacional, con más de 25 puntos porcentuales de ventaja sobre la segunda fuerza más votada (la UCR, con 15,34%). En las legislativas de medio término del 2009, el FPV fue la primer minoría nacional (30,28%), pero el hecho de haber perdido en la provincia de Buenos Aires (por 2 puntos porcentuales) y la exigua ventaja menor a 2 puntos porcentuales en el total nacional (el Acuerdo Cívico y Social obtuvo 28,8%) hicieron que el resultado fuera leído como una derrota oficialista (sin embargo, el FPV se recompuso y ganó las presidenciales del 2011 con el histórico 54% de CFK. En 2013, el FPV volvió a ser primera minoría nacional (33,6% de los votos), pero haber perdido en PBA por más de 10 puntos a manos de Sergio Massa también dejó la impresión de una derrota oficialista, algo que finalmente se concretaría en las presidenciales del 2015 en el segundo turno electoral (ballotage).

De lo anterior se desprende que en las elecciones intermedias, por su alta fragmentación, es muy difícil que la primera minoría se acerque al 40%. Sólo el FPV pudo hacerlo en 2005, con la economía creciendo a tasas chinas y Néstor Kirchner volando en las encuestas. Ninguna de esas dos condiciones se da hoy, por lo cual es razonable pensar que Cambiemos estará más cerca del piso del 30% que del techo del 41%, aun en caso de ganar las elecciones. También se desprende de lo anterior que las encuestas o las lecturas de tendencias articuladas a partir del resultado de la elección presidencial del 2015 (primer vuelta o ballotage) tienen poco sentido. Del 22-N al 13-A (o incluso al 22-O), hay una gran diferencia.

Por su gravitación política, provincia de Buenos Aires decide gran parte del resultado electoral nacional. Al pesar 37% del padrón, lo que pase allí define centralmente la decodificación del resultado. Vale decir que Cambiemos necesita ganar en PBA para ganar la elección, tanto (por no decir más) que obtener la primera minoría a nivel nacional (ganar en el total nacional pero perder en PBA podría generar un efecto “derrota”, como le pasó al FPV en 2009 y 2013). Una victoria de CFK en esa provincia, o de Sergio Massa, podría precipitar la pelea por la sucesión peronista de cara al turno presidencial del 2019 y poner en crisis la gobernabilidad para Cambiemos. Como hemos visto, hasta ahora las encuestas no permiten descartar una victoria de la oposición en ese distrito (y hasta hay algunas que ubican a Cambiemos en tercer lugar).

Fuente: Clima de Opinión