Por Norman Berra | Delfos

Hace poco más de un mes, citábamos una encuesta de la consultora Opinión Autenticada, que exploraba un escenario con Daniel Scioli (el gobernador bonaerense) como candidato oficialista. En ese entonces, de acuerdo a esa encuesta, el gobernador bonaerense lograba 34,6%, seguido por Binner (26,9%), Macri (17,8%), Cobos (13,2%) y De la Sota (7,5%). En estos días surgieron algunos datos nuevos al respecto.

 

La consultora Ipsos-Mora y Araujo reportó resultados de un estudio denominado «Análisis sociopolítico de la coyuntura argentina», sobre la base de una muestra de 1.000 casos en siete de los principales aglomerados urbanos de todo el país. Uno de los escenarios medidos es con Scioli como candidato presidencial: este estudio le asigna un 21% de intención de voto, contra 16% de Hermes Binner, 15% de Sergio Massa y 13% de Mauricio Macri. Como se puede apreciar, el resultado es bastante dispar al estudio anterior, pero también son otros los precandidatos medidos: este estudio incorpora a Massa (un potencial peronista disidente, según especulaciones de las últimas semanas), lo cual seguramente tracciona a la baja la intención de voto de Scioli (ya que divide a los votantes filo-PJ y a independientes, segmentos en que ambos precandidatos compiten). La inclusión de Massa, tentativamente, también resta votos a los demás candidatos opositores al kirchnerismo, como Binner y Macri. Con todo, en este blog creemos que no es una apuesta segura pensar en una candidatura presidencial de Massa para 2015, porque si la de Scioli se confirma, el intendente de Tigre podría optar por una parada intermedia (quizá más segura) para su carrera política: la gobernaciòn de Buenos Aires, que dejaría vacante Scioli (Scioli, al igual que Macri, no tiene posibilidad de ser reelecto, así que para confirmar su vocación polìtica no le quedaría otra alternativa que ir por la presidencia en 2015).

 

Este estudio también mide un escenario con una nueva candidatura de CFK: en este caso, la presidenta alcanza un 34% de intención de voto (bastante menos que el 54% obtenido en octubre de 2011), contra 17% de Binner, 13% de Macri y 11% de Massa. Sigue siendo, de todos modos, un escenario virtual, habida cuenta del impedimento constitucional señalado, que sólo podría resolverse, a nuestro entender, de dos maneras: una arrolladora elección del FPV en 2013 (algo difícil) o un pacto de cúpulas como lo fue el de Olivos durante el menemismo (más improbable aún, dado que por entonces el radicalismo, la contraparte necesaria de ese pacto, tenía un liderazgo claro ejercido por Raúl Alfonsín; hoy, la UCR no tiene un liderazgo claro y no hay en la oposición otro equivalente sistémico al de la UCR para llevar adelante un intento de reforma pactada).

 

Está claro que Scioli es un candidato resistido por el kirchnerismo (especialmente por el kirchnerismo denominado «duro» o de paladar negro), pero (ya lo hemos planteado en otras oportunidades en este blog) pese a los recelos que su figura genera en esa corriente, es un hecho que el gobernador bonaerense ha dado hasta ahora muestras de encolumnamiento con el proyecto aun en circunstancias adversas en las que podría haber jugado en contra (recordemos, por caso, su candidatura testimonial en la provincia de Buenos Aires secundando al ex presidente Néstor Kirchner en las aciagas elecciones legislativas del 2009). Descreemos de la futurología, pero sin re-reelección y con el vicepresidente Amado Boudou jaqueado por denuncias de corrupción, probablemente Scioli esté apostando a que el oficialismo decante naturalmente en un apoyo a su candidatura para 2015 (una eternidad en términos de opinión pública, ya que pueden suceder imponderables). De hecho, el gobernador bonaerense ya ha ensayado algunos ejes discursivos al respecto, al referirse a su proyecto político como la «continuidad con cambio»: «lo nuestro es continuidad con cambio, porque es inteligente corregir y nosotros escuchamos permanentemente a la militancia y a todos los sectores para cumplir las expectativas», destacó recientemente, al tiempo que ratificó su alineamiento político con CFK.

 

Está claro que Scioli prefiere ser un «candidato de unidad» antes que enfrentarse al kirchnerismo (ilusión que atraviesa a muchos referentes opositores) consciente de que el peronismo tiene una ventaja de masa electoral sobre el resto de las fuerzas políticas. En ese marco, su juego es muy diferente al de otros referentes opositores del PJ: en lugar de ruptura, la apuesta es mantener listas comunes de candidatos para las legislativas de 2013, más allá de lo dificultoso que pueda ser el armado de las mismas. Scioli cree que para ser presidente necesita del kirchnerismo (un FPV jugándole en contra dividiría el caudal de votos filo-PJ y complicaría sus chances) pero también el kirchnerismo necesita de él para sostener la gobernabilidad hasta 2015, dado que gobierna la estratégica provincia de Buenos Aires, el distrito electoral de mayor peso en todo el país.