Por Norman Berra | Delfos
En la anterior entrada de este tema (en la que abordábamos la hipótesis sobre el posicionamiento electoral de Daniel Scioli) citábamos un estudio de Mora y Araujo que también medía un escenario con una nueva candidatura de Cristina Fernández de Kirchner: en este caso, la presidenta alcanzaba un 34% de intención de voto (bastante menos que el 54% obtenido en octubre de 2011), contra 17% de Hermes Binner, 13% de Mauricio Macri y 11% de Sergio Massa.
En sentido contrario, una encuesta de OPSM (dirigida por Enrique Zuleta Puceiro) sobre 1.200 casos a nivel nacional arrojó para CFK un 25,7% de intención de voto, contra un 20% de Binner, 17,9% de Macri y 7,3% de Ricardo Alfonsín (según esa consultora, el escenario con Scioli como candidato oficialista también es estrecho para el FPV: 26,8% para el gobernador bonaerense, 21,4% para Binner, 15,8% para Macri y 7,3% para Alfonsín).
Este fin de semana pasado, se dio a conocer otra encuesta, del CEOP, que arroja números más similares a los de Mora y Araujo que a los de OPSM. Según el estudio (sobre una muestra telefónica de 1.002 casos en Capital Federal, primer y segundo cordón del conurbano, Mendoza, Córdoba, Tucumán, Salta y 22 ciudades y localidades del interior del país) si hubiera elecciones presidenciales, CFK alcanzaría 38% de los votos, contra 14% de Mauricio Macri y otro tanto de Hermes Binner; Julio Cleto Cobos y Alberto Rodríguez Saá se ubicarían en torno del 6% cada uno, en tanto que un 12% se define como indeciso. La proyección del estudio (donde al voto lineal se le suma el voto probable de los indecisos) le permitiría a CFK imponerse nuevamente en primera vuelta (46%, contra 17% de Macri, otro tanto de Binner y algo más de 7% para Cobos y Rodríguez Saá, respectivamente), aunque con una merma considerable respecto del 54% que consiguió en octubre de 2011. Según el mismo estudio, la imagen positiva de la presidenta es del 52%, contra una negativa del 45%.
En síntesis, el estudio del CEOP coincide en líneas generales con mostrar un sensible desgaste presidencial, aunque menos marcado del que reportan otras consultoras, ya que CFK sigue aventajando con holgura a las figuras de la oposición, ninguna de las cuales se recorta del resto como para forzar una segunda vuelta. Roberto Bacman, titular de la consultora, evaluó que «la oposición suma un 45% de los votos, pero sigue muy dividida. La clave está en esa masa del 37% que apoya a CFK con absoluta solidez». La nota dominical en la que aparece este estudio, firmada por Raúl Kollman, reseña que el existe entre los encuestadores un debate: «Hay algunos que sostienen que los respaldos de la Presidenta han pasado a disminuir nítidamente en la clase media y se hacen cada vez más fuertes en los sectores de menores recursos. El estudio del CEOP no exhibe una fragmentación tan marcada (..) Una clave del análisis está en el cuadro sobre cercanía del gobierno nacional o de la oposición. En principio, se trata de una división en tercios, donde el tercio del oficialismo tiene la solidez del apoyo a una fuerza, mientras que el tercio de la oposición está dividido. En el medio están los indecisos, los que se moverán hacia un lado o el otro».
Desde nuestro punto de vista, no sólo el cuadro adicional al que se refiere Kollman confirma la hipótesis de los tercios (ya presentada antes en este blog). También lo hace el escenario de intención de voto: un tercio adherente al kirchnerismo (recordemos que el mismo porcentaje votó al oficialismo en las legislativas del 2009), un tercio francamente opositor y otro tercio en disputa (indecisos), parte de los cuales (en esta coyuntura de intención de voto virtual, toda vez que hoy no hay re-re ni en 2013 se vota presidente) se inclinarían por la oposición (trepando en conjunto al 45% de los votos) y parte de los cuales engrosan el caudal oficialista en el voto proyectado (46%).
Algo de este concepto de los tercios aparece en la encuesta de OPSM, donde al hacer un balance del gobierno, un 37,4% lo respalda y 62,6% no, aunque en este caso, al tratarse de una evaluación dicotómica, tenemos casi dos tercios de desaprobación, contra un núcleo duro de aprobación que, de acuerdo a los datos de Zuleta Puceiro, creció 9 puntos respecto de la anterior medición (lo que implica una mejoría relativa del oficialismo). El punto, de cara a 2013, es que la elección no es presidencial sino legislativa, y en qué medida el oficialismo puede hacer o no una mejor elección que la del 2009, si se confirma la hipótesis de distanciamiento del kirchnerismo respecto de la clase media. De ser así, el FPV podría correr el riesgo de repetir la elección del 2009 (lo que, por supuesto, echaría por tierra cualquier intento de ir por la re-re, además de complicar la gobernabilidad en el último tramo de la gestión de CFK). Salvo, por supuesto, que ese alejamiento fuera contrapesado por la hipótesis contraria que la nota sugiere (crecimiento del respaldo oficialista en los sectores de menores recursos). Es un dato no menor: recordemos que el resultado que el oficialismo logró en 2009 fue previo a la implementación de la Asignación Universal por Hijo (AUH).