Por Norman Berra
Si seguimos combinando promedios y hacemos jugar los dos surgidos de escenarios bien diferentes (construidos, relativamente, con un par de encuestas, las de Analogías y Dicen, que muestran escenarios nítidos de 1-2-3 y otro par que muestra situaciones de triple empate, las de GyV y M&F), tenemos como resultado 33,3% para CFK, 25,6% para Esteban Bullrich (Cambiemos), 20,2% para Sergio Massa (1País) y 4,5% para Florencio Randazzo. Nuevamente, la diferencia a favor de CFK de casi 8 puntos porcentuales (7,7) resulta estadísticamente significativa, mientras que la brecha de 5,4 puntos porcentuales entre Cambiemos y 1País es significativa, pero menos.
Esa solidez de CFK en las encuestas parece contrariar una de las hipótesis preelectorales en danza: que el hecho de que el peronismo vaya dividido en provincia de Buenos Aires favorece a Cambiemos. Un argumento en favor de las chances de una victoria de CFK en provincia de Buenos Aires de cara a las primarias abierta, simultáneas y obligatorias (PASO) es uno en el que coinciden dos consultores ubicados en dos perspectivas ideológicas bien diferentes, Rosendo Fraga y Artemio López. Según Fraga, “el voto anti kirchnerista también va dividido en tres: a Cambiemos, a Massa y Stolbizer, y a Randazzo. El eje de la campaña oficialista está dirigido a la corrupción del kirchnerismo, pero para el voto del conurbano ese no es un argumento. Deberían apuntalar a una política social, que es su mayor debilidad (…) el 70% del conurbano está viviendo bajo administraciones municipales que responden a Cristina y La Matanza, en votos efectivos, equivale a las seis provincias más chicas de Argentina». Respecto a la estrategia del gobierno para polarizar con la ex mandataria, Fraga apuntó. «El escenario en el que estamos, es en el que el Gobierno quiso estar: confrontando con Cristina y con el peronismo dividido. El Gobierno está jugando a todo o nada. Polarizar con Cristina tiene sus riesgos, pero en esa estrategia ya no hay tiempo de retroceder».
Esa línea interpretativa articula con el enfoque según el cual CFK ya habría drenado todo el voto filo-FPV de su ex ministro, con lo cual ya no habría “división” sino que ella liderando el Frente de Unidad Ciudadana estaría aglutinando el total de la intención de voto del espacio pan-peronista/FPV. Así lo explica el sociólogo Hilario Moreno, director de la consultora Dicen (recordemos que su medición pone a CFK al tope con 42%, por arriba de todas las encuestas conocidas): «el kirchnerismo se mueve con un piso del 37%, que fue lo que Scioli sacó como candidato a presidente en 2015 (…) Las opciones anti-K no están concentradas y ese es un universo que ronda el 45%. En estos meses hemos medido que cuando cae Cambiemos, suben Massa-Stolbizer; hay unos siete puntos que van y vienen dentro del antikirchnerismo. En febrero, Randazzo medía cerca de 10 puntos; seis de ellos eran, digamos, ‘kirchneristas’. Al confrontar ahora desde afuera, esos votos se fueron a Cristina. Se separaron y Cristina se quedó con la casa, los pibes y el auto. Randazzo se quedó con 3 o 4 puntos. Nuestros grupos focales indican que el exministro es bien visto por parte del electoral antikirchnerista”, graficó.
Así, que la oferta anti-K esté dispersa en tres listas le estaría dando a la ex presidenta una chance cierta de imponerse en las primarias. Cuál sería el realineamiento posterior de cara a octubre, ya es otro cantar, pues dependería no sólo de la ubicación sino de los guarismos que logre cada lista en las PASO. Es cierto que el gobierno apuesta a que el eje corrupción lo favorezca y perjudique a CFK, pero no es menos cierto lo que señalan Fraga y otros analistas: que la agenda de la corrupción compite con la de la crisis económica en los sectores de clase media y baja del conurbano bonaerense, el núcleo del padrón electoral donde la ex presidenta aparece como más fuerte. Según los especialistas Miguel De Luca y Andrés Malamud, las primarias tendrán una función de “primera vuelta” y de cara a octubre “el efecto será la concentración (en vez de fragmentación) del voto y la reducción del número de partidos”. Esto contradice nuestra tesis general de que las elecciones legislativas tienden a la fragmentación, al menos para el caso de PBA (puede seguir siendo válida en otros distritos, y también para el total nacional): de ser así, entonces octubre tendería a una polarización entre quienes obtengan el 1 y 2 en las PASO.
Podemos seguir sumando encuestas, para ajustar el escenario y tratar de detectar hacia dónde hay convergencia y ver cuál de los tres panoramas alternativos es el que más se da. Los ordenemos: 1) un escenario posible es el de 1-2-3 nítido que hemos visto en algunos estudios, donde el orden usual es CFK-Bullrich-Massa (liderazgo de la ex presidenta). 2) otro escenario posible es el de empate técnico entre CFK y Bullrich, que implica polarización y deja relegado a Massa 3) otro es el de triple empate entre CFK, Bullrich y Massa. Si a las 4 encuestas revisadas hasta ahora agregamos una quinta, la de M&R Asociados (dirigida por Gustavo Marangoni), sobre una muestra de 1.204 casos relevados entre el 25 y el 28 de junio, vemos un escenario del tipo 2, es decir, empate técnico entre la ex presidenta y el oficialismo: un 34,8% de intención de voto para CFK (Unidad Ciudadana), un 34,3% para Esteban Bullrich (Cambiemos), un 15,6% para Sergio Massa (1País), un 4,6% para Florencio Randazzo y 3,3% para Néstor Pitrola (Frente de Izquierda). Según este trabajo, en el Gran Buenos Aires, donde la recesión económica impacta más, la adhesión a Cristina Fernández trepa a un 38% y Bullrich baja a un 31%. En el interior, donde la economía es básicamente sostenida por el campo, Cambiemos sube a 41 puntos y el apoyo a CFK baja a un 27%. Como matiz, en este estudio se midieron los binomios de senadores y diputados nacionales, con sus respectivas cabezas de lista.
Fuente: Clima de Opinión