Por Norman Berra
Una de las principales razones que alimenta el optimismo del gobierno nacional de cara a las PASO del domingo 13-A es que la lista de Cambiemos es la única “nacional”. Salvo en CABA (vaya paradoja) y más allá de algunos matices distritales (en Córdoba el radical Dante Rossi se presenta con un segundo sello de Cambiemos y compite con Héctor Baldassi, y en Santa Fe Jorge Boasso compite desde fuera), el frente oficialista se presenta unificado en la mayoría de los distritos. En cambio, el justicialismo está fragmentado y las dos figuras opositoras nacionales de mayor peso (CFK y Sergio Massa) concentran su principal capital político en PBA, pero su articulación en el resto del país es heterogénea. En ese marco, Cambiemos aspira a ser la primera minoría nacional, condición que podría lograr incluso perdiendo en provincia de Buenos Aires (como sucedió con el kirchnerismo en 2009 y 2013): de esa manera podría tratar de quitarle relevancia a la elección bonaerense (potencialmente adversa) para capitalizar el resultado agregado a nivel nacional.
El objetivo de Cambiemos es lograr 35% nacional, un punto más que en 2015, y sacarle 20 puntos de ventaja a la segunda fuerza. Ese umbral fue definido en un mapeo en el cual definieron 8 provincias donde creen que ganan, 10 que dan por perdidas y 6 restantes quedan en zona gris. Esa hoja de ruta da por ganadas a las provincias que gobierna Cambiemos: Buenos Aires (PBA), Capital (CABA), Jujuy, Mendoza y Corrientes. Como venimos viendo, PBA no puede darse por ganada. En las dos series de encuestas anteriores, la diferencia a favor de CFK oscila entre los 5 puntos y los 7 puntos. Como síntesis, podemos tomar el promedio de mediciones elaborado por Rouvier sobre la base de su propio estudio y otras 12 encuestas, que arroja 33,7% para CFK, 28,5% para Bullrich, 19,3% para Massa, 5,7% para Randazzo y 2,6% para Pitrola. La diferencia de 5,2 puntos porcentuales a favor de CFK no puede considerarse definitiva, pero presenta la contienda como en principio desfavorable para Cambiemos en el distrito que concentra el 37% del total de electores a nivel nacional.
A favor de la tesis oficialista, la diferencia se estrecha un poco en el promedio de las últimas seis mediciones conocidas: según Circuitos, CFK alcanza 35,2%, Bullrich 30,9% y Massa 18,1%; según Elypsis, la tendencia es 32%, 31% y 15%; según OPSM, 33%, 32,7% y 22,7%; según Analía del Franco, 33,9%, 31,1% y 12,9%; según CEOP, 34,3%, 30,1% y 20%. Sin embargo, en el más reciente de todos los estudios, el IVR de M&R realizado entre el 5 y el 7 de agosto, la ex presidenta llega a 38,6%, Bullrich a 31,8%, Massa a 15,7%, Randazzo a 4,1% y Pitrola a 3,7%, mostrando así una brecha de casi 7 puntos entre CFK y Cambiemos, en rigor 6,8%, similar a la brecha de 7,8 puntos porcentuales que veíamos en el estudio de M&F y estadísticamente significativa. Con todo, si tomamos el conjunto de estas seis encuestas, obtenemos un promedio de 34,5% para CFK y 31,3% para Bullrich, lo que pone a la disputa en zona de empate técnico. Si el oficialismo fuera derrotado en la PASO del domingo a manos de CFK en PBA por una diferencia así, el gobierno nacional podría evocar el “perdimos por poquito” del por entonces candidato y ex presidente Néstor Kirchner cuando quedó a 2,6 puntos porcentuales de Francisco de Narváez en esa provincia (en cambio, si la diferencia fuera más amplia, como la que se ve en la encuesta de M&R, ya sería otro cantar). Con todo, más allá del resultado en términos estadísticos, está claro que Cambiemos preferiría ganar el domingo en PBA, por el impacto político que una victoria de la ex presidenta podría tener. Si hacemos un promedio de las últimas tres series de encuestas que incluya 18 estudios, el resultado es 33,5% para CFK, 28,6% para Bullrich y 19,7% para Massa, es decir una brecha de casi 5 puntos porcentuales en favor de la expresidenta.
En el caso de CABA, la tendencia parece claramente favorable. No contamos con datos recientes de encuestas de Jujuy, Mendoza ni Corrientes. El mapeo de Cambiemos también da por ganadas Santa Fe, La Rioja y Santa Cruz. No contamos con datos recientes de encuestas de Santa Cruz, pero según las dos que vimos de Santa Fe en el post anterior, el escenario, disperso, aparece más bien desfavorable a Cambiemos. En el caso de La Rioja, sólo tenemos referencias de un estudio reciente de la encuestadora IOPPS, que sobre 3.500 casos en toda la provincia le otorgó en senadores nacionales una ventaja a la lista justicialista de 42%, contra 29% de Julio Martínez (Cambiemos) y 12,5% de Teresita Luna (kirchnerismo), antes de la impugnación judicial a la candidatura de Carlos Menem. Por supuesto, no es lo mismo contar con varias mediciones para hacer un promedio que tener una sola (como es el caso de La Rioja) o dos (como en Santa Fe), pero a tenor de los datos disponibles ambas provincias podrían sumarse a la lista de 10 que el gobierno daba por perdidas en lugar de contar como potenciales victorias. Dentro de esas 10 provincias “rojas”, 4 son administradas por partidos «provinciales»: Río Negro (Alberto Weretilneck), Neuquén (Omar Gutiérrez), Santiago del Estero (clan Zamora) y Misiones (Closs-Passalacqua). En otras 6, Cambiemos se da por perdedor frente a figuras del espacio pan-justicialista: Formosa (Gildo Insfrán), La Pampa (Carlos Verna), Chubut (Mario Das Neves), Catamarca (Lucía Corpacci) Tierra del Fuego (Rosana Bertone) y San Juan (Sergio Uñac).
Por otro lado, está la zona gris: entre las «ganables» Cambiemos cuenta a Córdoba (por los datos disponibles, la situación está cerca de un empate técnico, con lo cual el objetivo es «cumplible», pero no seguro como en CABA), San Luis, Tucumán, Entre Ríos, Salta (distritos de los que no tenemos datos de encuestas recientes) y Chaco, de donde tampoco tenemos datos de encuestas recientes referidas a las PASO nacionales, pero sí el antecedente de las PASO provinciales que mostraron una clara ventaja a favor del justicialismo, con lo cual este distrito podría sumarse a la cuenta de los desfavorables para Cambiemos. Es cierto que la tendencia puede ser diferente en la elección nacional, pero si no lo fuera, sería otro elemento por el cual tanto Chaco como La Rioja (donde en las primarias distritales el justicialismo sacó ventaja) podrían sumarse a los distritos desfavorables a Cambiemos.
Así, al objetivo del 35% nacional el gobierno le suma ganar en 10 provincias, que significaría duplicar las ganadas en la primera vuelta de 2015, cuando Mauricio Macri obtuvo 34,3% de los votos y se impuso en Capital, Córdoba, Entre Ríos, Mendoza y Santa Fe. En ese turno, Sergio Massa ganó en Jujuy y Adolfo Rodríguez Saá en San Luis, mientras que en los demás ganó el FPV con Daniel Scioli. En el balottage, Macri alcanzó el 51,3% pero sumó pocos distritos a los 5 que había ganado en octubre: Jujuy, San Luis, La Pampa y La Rioja. Sintetizando los datos disponibles, el panorama a favor del gobierno sólo es nítidamente claro en CABA, aparece reñido (aunque levemente favorable) en Córdoba y disperso (aunque levemente desfavorable) en Santa Fe. Por supuesto, a tres días de la elección, si consideramos que alrededor del 20% de los electores define su voto en las últimas 72 horas, no podemos dar por cerradas las tendencias ni descartar vuelcos de último momento.
Fuente: Clima de Opinión