Por Norman Berra

En la entrada anterior insistíamos en que el resultado de las PASO era mucho más fragmentario de lo aparente, pese a que hubo un efecto polarización que reforzó a las dos identidades políticas más nítidas (Cambiemos vs kirchnerismo) en detrimento de las demás posiciones. Planteábamos asimismo que existía un solo cálculo posible a hacer para forzar una polarización nítida: contraponer a los votos de Cambiemos una sumatoria de los votos del FPV (reciclado en FUC) y los del PJ, que nos daría una mínima diferencia a favor del oficialismo. Así, tomábamos una estimación realizada sobre el escrutinio provisorio que arrojaba 8.352.869 votos para el frente Cambiemos y 8.088.960 para el espacio pan-justicialista, lo que porcentualmente implica 50,8% para el oficialismo y 49,1% para el FPJ/FUC-PJ. Como puede advertirse, es una distribución bastante similar a la del ballotage presidencial de 22 de noviembre de 2015, que arrojó 51,34% para Mauricio Macri y 48,66% para Daniel Scioli.

Por supuesto, esta lectura resulta forzada en la medida en que hoy el espacio pan-justicialista se encuentra dividido en tres (sin contar al massismo). Por un lado, el Frente de Unidad Ciudadana/FPV, que es la segunda minoría electoral a nivel nacional y, al igual que Cambiemos con Macri, posee un liderazgo claro: el de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, referente de un espacio que cuenta con 5.851.013 votos en todo el país. Por otro, existe una vertiente “filo K” o cercana al kirchnerismo (es decir, donde el FPV integra las alianzas electorales que lidera el justicialismo o está cercano a su conducción), como sucede en Catamarca, Chaco, Corrientes, Entre Ríos, Jujuy y Mendoza. Este conjunto sumó 1.332.571 votos, pero no tiene un liderazgo unificado, ni siquiera un “primus inter pares”. Por volumen y antecedentes políticos, dos figuras que podrían ser consideradas como referentes claros de esta vertiente son Jorge Capitanich (ex gobernador del Chaco, ex jefe de gabinete de CFK y ahora intendente de Resistencia) y Lucía Corpacci, gobernadora reelecta en Catamarca, que están además dentro de los frentes ganadores en las PASO; en cambio, en Entre Ríos, Jujuy y Mendoza se impuso Cambiemos, lo que le resta chances a los dirigentes de esos distritos para pelear por el liderazgo de esta vertiente.

Por otro lado, está la vertiente justicialista no K, donde sus referentes compiten o disputan con el kirchnerismo, o bien prefieren una renovación antes que reconocer el liderazgo de CFK. En esta corriente están Cumplir (de Florencio Randazzo) en PBA, UPC de Córdoba, el oficialismo pampeano, el de La Rioja, el de Salta y el de Tucumán. Este conjunto sumó 1.977.886 votos en todo el país, pero aquí tampoco hay un liderazgo reconocido ni un “primus inter pares”. Por volumen y antecedentes políticos, la figura que podría ser considerada una referencia de este espacio es el reelecto gobernador de Salta, Juan Urtubey, uno de los ganadores de las PASO y declarado aspirante a la presidencia. El tucumano Juan Manzur (otro gobernador PJ cuya lista le ganó a Cambiemos en su distrito) fue ministro de CFK, pero hoy aparece más cerca de Sergio Massa que de competir por un liderazgo nacional. En el caso de La Rioja, la figura más visible a nivel nacional es la del ex presidente Carlos Menem, quien sigue siendo vencedor en su distrito pero ya está desgastado y sin chances de disputar un liderazgo nacional. Por cantidad de votos, las dos referencias más fuertes de este espacio son Cumplir (559.516 votos en PBA) y UPC (546.197), pero ambos fueron derrotados; Randazzo se ubicó cuarto en PBA, mientras que UPC quedó casi 16 puntos detrás del frente Cambiemos en Córdoba, al igual que la lista del gobernador de La Pampa. Esas derrotas le restan chances de pelear por el liderazgo de este espacio.

Así, el dilema del espacio pan-justicialista es la falta de un liderazgo unificador como el que sí tiene el oficialismo. Tal como anticipamos aquí, el escrutinio definitivo en PBA confirmó la victoria de CFK sobre Cambiemos por 20.324 votos, un 0,21%, lo que también hizo realidad nuestro pronóstico acerca del discurso oficialista, casi un calco del “perdimos por poquito» de Néstor Kirchner en 2009. Eso la transforma en la dirigente del espacio con más votos en todo el país, con sólo contabilizar los de PBA: 3.229.194. Ese caudal y la contundente diferencia que obtuvo sobre su desairado aspirante a contrincante interno (Randazzo) obturan las aspiraciones de renovación de sus competidores y detractores. “¿Qué triunfo, en cualquier provincia, vale más en votos que, incluso, una derrota apretada (de CFK) en octubre?, razonan cerca de ella”, planteó acertadamente el columnista Marcelo Falak.

Fuente: Clima de Opinión