POLÍTICA

José Gangi

José Gangi

Edición y Análisis de informes

El pasado domingo 10 de diciembre, durante su asunción, el presidente Javier Milei reafirmó su voluntad de ajustar -ya no a la casta, ya no a la política, sino al Estado- y de hacerlo mediante un shock, es decir, un conjunto de medidas de gran impacto, sancionadas en un plazo de tiempo acotado.

Previendo esta realidad, Consultora Delfos les preguntó a 1.614 argentinos, del 1 al 5 de diciembre, si creían que el nuevo presidente mejoraría la situación del país durante su mandato.

Incertidumbre hasta entre los propios

Sólo el 43% de los argentinos confía en que Javier Milei va a mejorar la situación del país, mientras que un 37% no cree que lo logrará.

La principal razón de la confianza que el 43% posee en el presidente se vincula con que “no está contaminado con la política tradicional” (11%). Al igual que ocurre con la última respuesta del top cinco de razones, “está en contra de la corrupción estatal” (5%), lo que expone un marcado descontento con el desempeño de los políticos involucrados en espacios institucionales.

En segundo lugar, encontramos la respuesta “es un acto de fe” (10%), que explicita una construcción de las expectativas en condiciones que van más allá de la razón y que se vinculan con la esperanza de que un cambio tan radical pueda mejorar la situación actual.

En tercer y cuarto lugar encontramos condiciones particulares del candidato que le resultan atractivas al electorado, como el hecho de que se lo percibe como “una persona capaz” (7%) y “honesta” (6%).

En lo que respecta a las cinco principales razones que sustentan la desconfianza del 37% de los argentinos respecto de la capacidad de Milei de mejorar la situación del país durante su mandato, encontramos tres tipos de respuestas: aquellas que se basan en sus vínculos políticos, las que se sustentan en cualidades personales del presidente y las que se basan en un relato histórico de sus ideas.

Entre las que se basan en sus vínculos políticos, encontramos que el 7% lo identifica como un “títere” del expresidente Mauricio Macri y el 6% como parte de la casta que dice combatir. Es decir, un 13% que desconfía de la potencia transformadora del presidente por la forma en que construyó su correlación de fuerzas, particularmente en el último tiempo con Macri.

Las cualidades personales, punto de álgido debate respecto de su figura a lo largo de toda la campaña, han sido una razón estructurante de la desconfianza para otro 13%, que cree que “no está preparado” (7%) y “es delirante, está loco” (6%).

En última instancia, un 7% desconfía de su futuro desempeño por las propuestas con las que quiere resolver los problemas, arguyendo que “sus ideas ya las probamos y fracasaron” (7%). Expresión de una memoria colectiva presente, esta razón puede fácilmente encontrar su sustento en la reivindicación que Javier Milei realizó en múltiples ocasiones de Carlos Menem, por ejemplo.

Reflexiones finales

El nivel de confianza inferior al porcentaje de argentinos que lo acompañaron en el balotaje es la expresión cabal de que una parte de ese voto se constituyó firmemente como un rechazo hacia la gestión saliente y otra parte en una concordancia muy endeble con sus postulados.

Más allá de las cualidades personales del presidente, presentes a la hora de elaborar un posicionamiento entre los que confían y los que no, se observan marcadas diferencias en los puntos ponderados de un lado y del otro y, por ende, en la construcción de posicionamientos políticos: mientras que entre los que confían en el posible desempeño de Milei operan fuertemente el enojo y la desconfianza con los políticos y una esperanza mística, quienes descreen de su desempeño al frente del Ejecutivo nacional lo hacen sobre la base de una desconfianza en sus vínculos políticos y la construcción de su correlación de fuerzas y en el supuesto fracaso probado de sus ideas en la historia argentina.

En síntesis, Javier Milei despierta confianza en un sector minoritario donde opera fuertemente lo emocional. Para crecer en términos de apoyo social, ganar gobernabilidad y lograr un margen de maniobra sustentable en el tiempo, deberá brindar respuestas concretas y llegar más allá del núcleo que confía en su persona.

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