POLÍTICA

José Gangi

José Gangi

Edición y Análisis de informes

Se le llama luna de miel al período inicial de una gestión donde los gobiernos gozan de un momento de apoyo mayoritario y responsabilidad acotada, fruto de la legitimidad de origen brindada por la victoria electoral y la comprensión general de la necesidad de brindar un margen de tiempo para que una gestión pueda iniciar su plan de gobierno y que las consecuencias de esas decisiones puedan sentirse sobre la sociedad.

Después de tres meses al frente del gobierno nacional, nos preguntamos por la vigencia de este período simbólico y la evolución de las percepciones de los argentinos respecto de la gestión nacional expresadas en las últimas encuestas nacionales de la consultora.

Crecen las opiniones y la polarización

En términos de imagen de gestión, se observa una caída de la negativa, compensada por una insinuación de ascenso del posicionamiento expectante o de duda expresado en la opción «NS/NC». Parece iniciarse un proceso de retorno del votante de Milei del balotaje, aquel que lo “seleccionó”, no lo eligió, en palabras de Luis Dall’Aglio, que se desilusionó fuertemente con los primeros pasos de la gestión y que se mostraba enojado en las anteriores mediciones. Aún no ha logrado capitalizarlo del todo, pero sí acortar la brecha y convencerlo de algunas de sus habilidades.

Un claro ejemplo de esto se expresa con la inflación, la principal preocupación económica de los argentinos. A pesar de la disparada de los valores adoptados por el índice de precios al consumidor (IPC) en diciembre (pasó de 12,8% en noviembre a 25,5% en diciembre de 2023), la caída observada en los meses subsiguientes parece tener la capacidad de convencer a algunos argentinos de las habilidades del gobierno para domar la inflación.

A pesar de que el nivel de desconfianza respecto de las competencias del gobierno para controlar la inflación no haya bajado, fueron los indecisos los que impulsaron un crecimiento de 7 puntos porcentuales (pp) en el volumen de nuevos creyentes en las capacidades de la gestión encabezada por Milei para controlar el flagelo de la variación de precios.

La contracara de la creciente certidumbre en las capacidades anteriormente mencionadas es la confianza que poseen los argentinos en que el gobierno de Javier Milei pueda controlar la inseguridad, el otro gran problema percibido por la sociedad.

En un marco signado por el crecimiento de los hechos delictivos violentos y de la gravedad de la situación vinculada al narcotráfico que se experimenta por estos días en Rosario, la desconfianza en las capacidades del gobierno para llevar seguridad a la gente creció 12 pp. Al igual que en el caso del control de la inflación y la imagen de gestión positiva, el crecimiento de la desconfianza se nutre de la caída de aquellos que se mostraban expectantes o con dudas frente a la gestión.

Este panorama de renovada consolidación de la tropa propia y allegada se completa con el dato sobre la fe más general que le tienen los argentinos al presidente. Como es posible observar en el gráfico de abajo, crece 7 pp respecto de febrero y 4 pp respecto de enero la cantidad de argentinos que afirma que hay que tener fe en el gobierno.

Una vez más, este posicionamiento se nutre de expectantes y dubitativos, representados claramente en las opciones “Milei no puede resolver problemas que vienen de muchos años, necesita tiempo” y el clásico “NS/NC”.

Reflexiones finales

Estos datos nos llevan a pensar que se aprecian signos de que el período de “luna de miel” de Milei se está acabando.

Esto tiene un lado positivo, uno negativo y un interrogante para la gestión. Del lado positivo, se aprecia que la gestión nacional está recapturando votantes que, ante el shock económico experimentado en diciembre, se enojaron y hoy pasan a estar más expectantes y/o vuelven a acompañar la gestión, fruto de respuestas brindadas por el gobierno, principalmente en términos de inflación.

En lo que respecta al lado negativo, podemos observar que los argentinos comienzan a percibir que los resultados de la realidad están cada vez más determinados por las acciones de la gestión actual. Estas condiciones incrementan la responsabilidad y habilidad requerida a la hora de tomar decisiones para pilotar con sabiduría la gestión y lograr la necesaria legitimidad de ejercicio y gobernabilidad.

Por último, el interrogante se vincula a la capacidad del gobierno para romper con la inercia polarizadora y poder coptar nuevos apoyos, manteniendo las formas. Es decir, ¿será suficiente la capacidad de controlar la inflación, en un contexto de creciente ajuste, conflicto institucional y responsabilidad por su gestión, para ganar simpatías más allá de las fronteras de aquellos que le brindaron la legitimidad original con su voto en el balotaje?

Veremos en los próximos días las formas y la efectividad del gobierno para hacer frente al tratamiento del DNU en diputados y la situación en Rosario, y la consecuente respuesta popular.

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