POLÍTICA
Norman Berra
Líder de Proyectos
Desde los primeros anuncios del Gobierno nacional, los monitores de sentimiento social captaron que la negatividad cruzó el umbral del 50% y dejaron atrás emociones de tono positivo como fe, esperanza y optimismo. Según Taquión, el mega decreto de necesidad y urgencia (DNU) generó que el 56% de los usuarios de redes se manifiesten en contra, 14% de manera neutra y apenas 30% de manera positiva (gráfico arriba). Así, los respaldos retroceden desde el 55,6% que sumó Javier Milei en segunda vuelta hasta un nivel que se corresponde con el voto que obtuvo en las primarias de agosto y en la primera vuelta de octubre, mientras que las críticas (asociadas al avasallamiento del Congreso, la legalidad del DNU y el impacto en alquileres) superan el caudal de Unión por la Patria (UP) (44,3%) por casi 12 puntos porcentuales.
La reaparición de Federico Sturzenegger (funcionario del fallido gobierno de Fernando de la Rúa y también del gabinete del ex presidente Mauricio Macri) traccionó de manera desfavorable, con 57% de menciones negativas y apenas 25% de positividad (gráfico arriba). Según el estudio de redes sociales Watch, otros dos ministros actuales tienen resultados peores (gráfico abajo): Luis “Toto” Caputo (Economía) alcanza 87% de negatividad y Patricia Bullrich (Seguridad) 84%.
En ese marco, la última encuesta nacional de la consultora Zuban Córdoba & Asociados arrojó que 56,1% de los electores cree que el mega DNU de Milei es inconstitucional y debe ser derogado, vs casi 40% que lo considera constitucional y apoya su vigencia (gráfico abajo). El resultado es consistente con el predominio de negatividad que generó el decreto en redes.
En la misma línea, casi 55% votaría contra el decreto en un eventual plebiscito y 41,4% a favor (gráfico abajo). Las regularidades estadísticas (negatividad y desacuerdos por encima del 50% y positividad y acuerdos entre 30%-40%) muestran que la mayoría circunstancial de casi 56% que acompañó a Milei en el ballotage no se sostiene como apoyo al DNU. Esto pone de manifiesto que las protestas y cacerolazos son síntomas de un problema de fondo: el nuevo gobierno cuenta con legitimidad de origen, pero la legitimidad de ejercicio es otra cuestión.
Con apenas matices, el proyecto de ley ómnibus presenta similares problemas: 37,3% acuerda con darle a Milei poderes especiales para modificar leyes y códigos vs 60,3% que está en desacuerdo, en tanto que casi 36% apoya que el Congreso Nacional apruebe ese proyecto sin modificar nada, pero 61,1% se opone (gráfico abajo).
El discurso presidencial de fin de año, que podría haber funcionado como una apelación a construir consensos, quedó envuelto en el mismo clima de opinión adverso en redes: 54,5% de menciones negativas vs 45,5% de positivas, según el monitor de Scidata (gráfico abajo).
Esa negatividad impregna el sentimiento social en torno a la figura de Milei. Si bien no es tan desfavorable como el que generan Sturzenegger, Caputo o Bullrich, según Watch muestra un balance en rojo de 14 pp: 57% de negatividad vs 43% de positividad (gráfico abajo).
Finalmente, esa negatividad en redes permea en la imagen: según Zuban Córdoba, Milei tiene una valoración negativa de 55,5% vs una positiva de 44,1% (gráfico abajo). Esto arroja un diferencial desfavorable de 11,4 pp, que implica un desgaste prematuro en poco tiempo.