El estrés, el desgano y los ataques de pánico son más frecuentes en los niveles educativos altos y aumentan a medida que lo hace el nivel socioeconómico, así lo reveló un informe realizado por la Universidad de Palermo (UP) y la consultora TNS-Gallup sobre un grupo de argentinos adultos. Además, las mujeres son más propensas a sufrir esas afecciones que los hombres.

El trabajo, tercera parte del «Estudio sobre felicidad», indica que alrededor de 30% de la población relevada ha sufrido de desgano y estrés en los últimos 12 meses.

Si se hace foco sobre segmentos sociales y educativos, se descubre que mientras estos fenómenos aparecen en 30% de la población con educación primaria o secundaria, esa cifra asciende a 40% en el caso del desgano y a 46% en el estrés entre los que alcanzaron el nivel universitario.

De la misma manera, 37% de los argentinos de nivel socioeconómico alto padece de estrés, mientras que en los niveles más bajos el porcentaje baja a 25%.

«El desgano es la falta de deseo y de vitalidad, y el estrés tiene que ver con la ansiedad -explicó a LA NACION la psicóloga Iris Cruppi-; las clases más altas son las que suelen sentirse incompletas aunque sus necesidades básicas estén cubiertas, porque se pueden dar el lujo de pensar en temas más trascendentes.»

Según la especialista, a medida que se cubren las necesidades, avanza la insatisfacción. «Sentirse incompleto es parte de la condición humana», planteó.

El estudio también marca una diferencia entre hombres y mujeres: son ellas las que más sufren de afecciones negativas. Son más proclives al desgano y al estrés, así como también a sufrir cuadros de depresión y ataques de pánico.

Cruppi explicó: «La mujer es psicológicamente más vulnerable que el hombre y se desequilibra con mayor facilidad. Esto se da porque es más apegada emocionalmente, algo necesario para ejercer la maternidad». Además, la psicóloga relacionó los resultados del informe con las actividades de la mujer en el mundo moderno.

«La mujer actual está sobreexigida -afirmó-: mientras trabaja y trata de ser la mejor, está pensando en si dejó comida para sus hijos o recuerda que cuando llegue a casa tienen que prender el lavarropas.» Los hombres, según Cruppi, no sólo son más desapegados, sino que «hacen menos actividades en el mismo tiempo».

LA RECETA DE LA FELICIDAD

Cuando se les preguntó a los argentinos consultados para la encuesta qué los haría más felices, las respuestas más frecuentes fueron «ganar más dinero» y «tener un trabajo donde poder realizarme».

La familia quedó en segundo plano, ya que fue el aspecto en el que la gente reconoció sentirse más satisfecha y no se percibe como una carencia. El estado de satisfacción con la familia y los amigos llega a 90% de los encuestados, mientras que 63% declaró sentirse satisfecho con su situación económica.

Para ser más felices, los argentinos buscan ayuda en especialistas, terapias alternativas y medicamentos.

Los que consultaron a un psicólogo en el último año -8% de los encuestados- son el doble que los que acudieron a un psiquiatra -4%- o una terapia alternativa -3%-.

Más son quienes, en el mismo lapso, han consumido tranquilizantes o calmantes. Diez de cada cien argentinos manifestaron haber tomado estos medicamentos para dormir o durante el día. Solamente 1% dijo haberlo hecho en ambas ocasiones.

Fuente: Diario La Nación