Los resultados se resumen en los siguientes puntos. Hay una reacción negativa hacia la percepción del matrimonio paterno.

Un 60% de hombres y un 50% de mujeres temen repetir un modelo tradicional, que consideran desfasado porque no alcanzan a percibir el amor matrimonial, sino la monotonía y el hábito de la convivencia.

En aquellos que no tienen unas fuertes convicciones religiosas, se apuesta por la convivencia como una especia de aventura original y creativa.

En aquellos con creencias religiosas fuertes (13% en mujeres y 11% en hombres), se rechaza radicalmente la convivencia porque se ve falta de compromiso hacia la pareja. Otro aspecto mayoritario (75% en hombres y 63% en mujeres) es el temor a la separación y el divorcio, cada día más frecuente en matrimonios de más de 10 años.

En un aplastante 87% de hombres, frente a un 56% de mujeres, se destaca que la unión, es un modo perfecto de “no comprometerse” por mucho tiempo.

Es el riesgo a no poder estar juntos, si el tema no marcha. En caso de que no vaya bien, la separación puede realizarse sin un drama excesivo ni desgarros dolorosos.

Un porcentaje minoritario (30% en hombres y 26% en mujeres) consideran que el matrimonio supone un coste económico importante, mientras que la simple unión libre se compagina adecuadamente con la prolongación de los estudios.

Esta opinión es mayoritaria en jóvenes con estudios no concluidos.

En relación a este mayor período de formación, y consecuente retraso en el matrimonio, un 43% de mujeres indican que la soledad cuesta soportarla, frente a un 22% de hombres, por lo que se decantan por la convivencia como solución temporal.

Un 32% de mujeres ven en este tipo de uniones una forma de “autoafirmación e independencia”, entendiendo que deben ser tratadas igual que los hombres, realizarse en su vida profesional y no sólo como esposas. Rechazan que se les vea al servicio del hombre y de los niños.

Otro dato interesante (57% en mujeres y 67% en hombres) destaca el desinterés o el rechazo- incluso indiferencia- acerca de las instituciones. «Casarse en el ayuntamiento o en la iglesia no cambia nada nuestro amor».

Es todo una historia de papeles. Algunos ven a lo lejos un matrimonio religioso o civil cuando hayan madurado más. Un 76% de hombres, frente a un 51% de mujeres, declara tener pánico a tener niños. Pero la mayoría piensa tener al menos dos hijos, aunque lo dejan para el futuro.

Un 75% de las mujeres, frente a un 32% de hombres, preferirían casarse, en lugar de convivir, pero reconocen no contar con el beneplácito de sus parejas.

Por Santiago Gómez | Delfos