EFEMÉRIDES
José Gangi
Edición y Análisis de informes
Habían transcurrido poco menos de cuatro años desde el retorno de la democracia cuando el mayor Ernesto Barreiro decidió no acudir a declarar por su accionar en el centro clandestino La Perla y auto acuartelarse junto a otros militares en el Regimiento de Infantería Aerotransportada 14 de Córdoba.
Esa sublevación se replicaría en Campo de Mayo, foco del conflicto posterior, donde se atrincheró un grupo de militares encabezados por Aldo Rico. Los militares sublevados criticaban los procesos judiciales que les habían iniciado pos dictadura, especialmente contra aquellos de rangos medios y bajos. Al mismo tiempo, ponían de manifiesto las divergencias existentes con los generales de alto rango hacia adentro de la fuerza.
El pueblo se alzó frente a lo que parecía una nueva amenaza a la democracia. Cientos de ciudadanos de a pie, sindicalistas, referentes políticos y religiosos se hicieron presentes en las inmediaciones de Campo de Mayo para protestar frente a los acontecimientos.
Ante el paso de las horas y el crecimiento del temor popular por lo infructuoso de las negociaciones hasta ese momento, Alfonsín –ante la masiva concentración popular en Plaza de Mayo- afirmó que se haría presente para terminar personalmente con la sublevación y pidió que lo esperen en el lugar.
Finalmente, el domingo 19 de abril de 1987, Alfonsín se presentó en Campo de Mayo, mantuvo una reunión con los amotinados y logró consensuar un acta de acuerdo. Minutos después, volvió a Plaza de Mayo y declaró “la casa está en orden”, una frase que pasó a la historia como un hito de la democracia argentina.