INTERNACIONALES
José Gangi
Edición y Análisis de informes
Con el objetivo de sortear o al menos administrar más eficazmente el condicionamiento externo impuesto por los elevados y prematuros vencimientos de la deuda externa heredada, el Gobierno nacional transformó en uno de los ejes primordiales de su gestión la negociación con tenedores privados y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El acuerdo con los tenedores privados se concretó en agosto de 2020 y contó con un fuerte apoyo de la opinión pública, principalmente por el ahorro de U$S 35.000 millones hasta 2024 que acarrearía para Argentina.
Por su parte, luego de prolongadas negociaciones y en vísperas de un nuevo vencimiento que posicionaba al país al borde del default, el pasado 28 de enero finalmente se anunció un principio de acuerdo con el FMI.
Con la intención de despejar el corto plazo de vencimientos, acumular reservas y potenciar la economía, el Fondo desembolsaría una cantidad idéntica a la prestada durante la gestión de Cambiemos. A pesar de contar con condicionalidades generales y progresivas tanto en términos fiscales como monetarios, el Gobierno argentino lo anunció como benigno y fruto de una negociación donde se tuvieron en cuenta los intereses argentinos.
Este parecer no fue muy compartido, ni siquiera entre los propios. Luego de ese entendimiento, el mismísimo Máximo Kirchner renunció a la presidencia de la bancada oficialista en la Cámara de Diputados.
En este marco de aguas turbias, donde hacia el interior de las principales fuerzas políticas se aprecian más dudas que certezas, salvando las diferencias de contexto decidimos preguntarles a los cordobeses acerca de las posibles implicancias del acuerdo alcanzado y el principal responsable de la situación económica actual.
A su vez, comparamos los datos actuales con los obtenidos en julio de 2018 para conocer qué opinaban los cordobeses respecto del acuerdo que por ese momento rubricaba el expresidente Mauricio Macri con el FMI y, de esa forma, obtener una visión transversal de la relación de los cordobeses con el Fondo.
Con respecto a las posibles implicancias, el 33% de los encuestados respondió que este acuerdo empeoraría el estado de la economía, un 31% que la economía argentina seguiría igual y sólo un 14% consideró que sería una respuesta que le permitiría al país dejar atrás la crisis y mejorar su economía.
Las mermadas esperanzas que despierta el acuerdo entre los cordobeses son similares a las de 2018, cuando esa respuesta obtuvo un peso de 18%. Lo que ha disminuido sensiblemente fue la idea de que este acuerdo empeoraría el estado de la economía: en 2018, el 50% de los cordobeses se recostaba sobre esta opción.
Por otro lado, al preguntar por los responsables de la actual situación económica se afianza la opción por la responsabilidad compartida (en 2018 entre Cristina Fernández y Macri, en la actualidad entre Macri y Alberto Fernández) y se diluyen las responsabilidades individuales.
En 2018 la opción compartida había obtenido un 41% y en la encuesta actual obtuvo un 42%. Las responsabilidades individuales de Cristina Fernández y Mauricio Macri se diluyen en pos de una atribución incipiente a Alberto Fernández y al desconocimiento (Ns/Nc), opción que representa la opinión de más del 20% de los cordobeses.
En conclusión, la fatídica historia de la relación argentina con el FMI se expresa concluyentemente en las respuestas brindadas por los cordobeses. Más allá del color político del gobierno de turno, los electores de nuestra provincia no aprecian con buenos ojos un acuerdo con el FMI.
Asimismo, tanto en la actual idea preponderante de que este acuerdo no va a cambiar nada como en la que afirma que la responsabilidad es compartida por las últimas gestiones, se aprecia un pase de factura a toda la clase política y una atribución de la actual situación económica a problemas que van más allá de la deuda externa.