POLÍTICA

José Gangi

José Gangi

Edición y Análisis de informes

El 23 de enero, en el marco del Foro de Davos, Javier Milei afirmó:

“Sin ir más lejos, hace pocas semanas fue noticia en todo el mundo el caso de dos americanos homosexuales que, enarbolando la bandera de la diversidad sexual, fueron condenados a cien años de prisión por abusar y filmar a sus hijos adoptivos durante más de dos años. Quiero ser claro que cuando digo abusos no es un eufemismo, porque en sus versiones más extremas la ideología de género constituye lisa y llanamente abuso infantil. Son pedófilos, por lo tanto, quiero saber quién avala esos comportamientos”.

Dicha declaración generó repudios varios por parte de artistas, políticos y celebridades, tanto locales como internacionales, así como también movilizaciones en diferentes puntos del país convocadas por los referentes de las diversidades sexuales, principalmente.

La centralidad en la escena mediática que tuvo el discurso y las reacciones a este parecían el preludio de una caída en los principales indicadores vinculados a la imagen del presidente. Algo que no aconteció.

De acuerdo con la encuesta nacional realizada por Consultora Delfos a 3.270 de personas, del 11 al 16 de febrero, tanto la imagen como la aprobación de la gestión nacional se mantuvieron sin modificaciones estadísticamente significativas respecto de las obtenidas en enero.

La “difusión” del memecoin $LIBRA

Pero ¿hasta qué punto podríamos extrapolar el descenlace nulo de efectos del enfrentamiento con lo que él denomino extremismo de ideología de género o agenda woke a lo acontecido con $LIBRA?

Sin ánimos de llevar el análisis hacia el área de la predicción, podemos llamar la atención sobre algunos puntos relevantes que, al menos en principio, nos permitirían sospechar que el traspié del presidente no será gratis.

  1. La corrupción continúa siendo la principal problemática a resolver por javier milei, especialmente entre sus votantes

El 19% de los argentinos ratificó a la corrupción como el principal problema a resolver por Javier Milei por noveno mes consecutivo.

Si agudizamos la vista, podemos observar que esta demanda posee un vigor superior entre aquellos que votaron a Javier Milei en primera vuelta, con el 36% de las menciones, y también entre los que eligieron a su aliada, Patricia Bullrich, con el 27% de las menciones.

Hasta hoy, esta demanda se estructura, principalmente, como un deseo de justicia frente a los supuestos actos de corrupción del kirchnerismo. No obstante, configura un marco de expectativas y un estándar de moralidad que, si prima la interpretación de que el presidente fue cómplice de una estafa, generaría una herida en la construcción del vínculo entre Milei y su electorado. Quizás tácita, mas no por eso menos real.

  1. Inconsistencia entre sus valores y formación con lo que ha realizado

Las afrentas realizadas a la comunidad LGBT+ no son novedad en el discurso mileista. Su posicionamiento libertario se encuentra profundamente atravesado por aseveraciones conservadoras desafiantes de las minorías desde el comienzo de la campaña que lo llevó al Gobierno. Lo cual, en parte explica porque los conflictos desatados con estas minorías no hayan generado un impacto negativo en sus principales indicadores, en un contexto signado por la polarización.

No obstante, frente al caso del criptogate, Milei desnuda fisuras en sus principales capitales: 1) se muestra vulnerable en términos económicos al afirmar que apoyó “un supuesto emprendimiento privado” del cual “no estaba interiorizado” de sus pormenores; 2) queda involucrado en un caso que puede ser declarado como una estafa y tener implicancias para él en términos legales, lo que lo dejaría más cerca de ser un nuevo exponente de la “casta corrupta”; y 3) fruto de la difusión de los crudos de su entrevista con Jony Viale, donde es explícita la coordinación de la entrevista por el equipo de trabajo de presidencia, queda expuesto en términos de vínculos con la prensa, los paladines “ensobrados” y “pauteros” de la casta.

En síntesis

El tiempo dirá en qué derivará la actual crisis de la gestión nacional. Los acontecimientos no serán el único factor que jugará en la ecuación que desvela al presidente. Allí también tendrá un papel el tratamiento que se le brinde a la noticia -si se habla de estafa o de simple difusión realizada por un entusiasta de la tecnología, por ejemplo- y la cantidad de tinta, tiempo y edición que se le brinde. Pero, principalmente, el posicionamiento, voluntad de actuar y exponerse y asertividad que demuestren tener las élites.

La fluidez de los vínculos con los espacios políticos y la ausencia de referentes que traccionen voluntades en las filas de la oposición, en principio, conspira contra la centralidad que buscará detentar el común de los argentinos frente a este y otros conflictos.

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