POLÍTICA

José Gangi

José Gangi

Edición, Análisis y Comunicación Institucional

A pesar de haber contado con un auspicioso respaldo el primer mes de gestión pandémica en una provincia que es reacia a los gobiernos identificados con el kirchnerismo, la imagen positiva de la gestión nacional comenzó inmediatamente después un derrotero de deterioro que se registra hasta la actualidad.

De acuerdo con nuestra última encuesta provincial realizada a comienzos de abril, la imagen negativa de la gestión encabezada por el presidente Alberto Fernández llegó a los picos registrados en la serie histórica, estabilizándose en porcentajes cercanos al 57-58%. Esta cifra representa, hasta el momento, el techo de negatividad alcanzado en diversos momentos de la gestión en la provincia de Córdoba.

Como podemos ver en el gráfico anterior, la actualidad de las cifras se condice con la imagen expresada por los cordobeses en octubre del año pasado. Este momento se caracterizó por presentar lo que sería el pico de la primera ola y una renovación de la cuarentena y las restricciones en un contexto de endeble situación económica, inestabilidad cambiaria y hartazgo bastante generalizado. El saldo obtenido entre el esfuerzo y sacrificio que le demandó la cuarentena a la sociedad y el resultado obtenido con los contagios fue lo que complicó –entre otros aspectos- la imagen gubernamental.

En la actualidad ocurre algo similar. El aumento vertiginoso de los casos con nuevos picos históricos y la renovación de restricciones en disputa, junto a una importante aceleración de la inflación, ponen en jaque al Gobierno en dos esferas de suma importancia para los cordobeses en la actualidad.

Por otra parte, como una causa transversal a ambos períodos, la estrategia de polarización impulsada principalmente por la oposición desde abril del año pasado, con foco en la gestión pandémica, parece encontrar terreno fértil en tiempos de profundización de la crisis, tanto sanitaria como económica, e invisibilizar en el contexto cordobés los logros sanitarios de la gestión nacional desde el inicio de la pandemia (la aceleración de la vacunación en un contexto mundial de escasez, la apuesta por la vacuna Sputnik V, la ampliación de la capacidad de respuesta del sistema sanitario nacional y la posibilidad de afirmar que hasta el momento no hubo colapso sanitario y los argentinos pudieron ser atendidos, en un mundo donde se registraron problemas graves en tal sentido).

En síntesis, nuevamente el Gobierno nacional se encuentra pagando un alto costo político por el ascenso de casos y la inestabilidad de variables económicas, en tanto que los múltiples logros parecen no traccionar la simpatía del público cordobés, fruto de una polarización creciente.

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