POLÍTICA
José Gangi
Edición y Análisis de informes
El domingo 22 de octubre los argentinos se enteraron que el candidato de Unión por la Patria (UP) Sergio Massa daba el batacazo, metiéndose al ballotaje como el más votado luego de obtener en las elecciones generales el 36,68%. En segundo lugar quedó Javier Milei, de La Libertad Avanza (LLA) con el 29,98%, candidato de La Libertad Avanza que le disputará al actual ministro de Economía la presidencia de la Nación el próximo 19 de noviembre.
Sin presidente electo pero con dos candidatos definidos para el balotaje, desde la consultora se intentó rastrear algunas señales y estudios que permitan empezar a delinear el comportamiento del electorado de cara a la definición y algunas líneas de acción que puedan emprender los candidatos en disputa. En este sentido, Luis Dall’Aglio, director de Consultora Delfos, intentó comprender en la nota titulada “Massa: mientras peor, mejor” las razones detrás del apoyo al oficialismo, asociándolas a las cualidades esperadas de un presidente en este contexto, mientras que Norman Berra, líder de proyectos de Delfos, destacó la efectividad de algunas de las principales encuestas nacionales, a la par que realizó un repaso por los panoramas proyectados por las mediciones para un posible balotaje de forma previa a las elecciones generales en “Los datos clave que dejó la primera vuelta y tendencias al ballotaje que se viene”.
Por su parte, en la presente nota se analizan los discursos desarrollados por los principales candidatos al cierre de los comicios, elementos que además pueden ser claves si se concreta el debate del 12 de noviembre.
Las palabras significan mucho más de lo que dicen
Las declaraciones serán analizadas sobre la base de cuatro variables: público objetivo, interlocutor, tono y contenido.
En términos de público objetivo, Massa definió su campo de trabajo para las próximas semanas por múltiples tipologías de votantes, a la vez que terminó de demarcarlo por valores. Explícitamente, apeló a todos aquellos que votaron en blanco, a los que se expresaron en las urnas con bronca, a los votantes de Myriam Bregman y Juan Schiaretti y, con particular énfasis, a los radicales. Los valores que demarcaron la esfera fueron el anhelo de paz, orden y democracia.
Milei, por otro lado, demarcó mucho más precisamente su público objetivo en torno a dos definiciones: “aquellos que quieren un cambio” y “aquellos que quieren terminar con el kirchnerismo”. De esta forma, el libertario delimitó su esfera más certeramente, apelando al corazón de la oposición más férrea al gobierno nacional, representada principalmente en Juntos por el Cambio (JXC).
Las fronteras de la esfera de actuación de Milei se conforman así de manera más rígida que las de Massa, potenciando la consolidación de un techo mucho más duro, pero más asertivas, en cuanto se muestra coherente con un aspecto central del discurso de JXC y apunta de manera más decidida al corazón de la mayor cantidad de votos en disputa. El punto más flojo de su estrategia, bien advertido por Massa, es el radicalismo, tan vilipendiado por el candidato de La Libertad Avanza.
Ambos candidatos eligieron como interlocutores principales de su discurso a los ciudadanos particulares. Sin embargo, los dos les dedicaron tiempo a dirigentes extra partidarios. Massa reafirmó su voluntad de generar un “gobierno de unidad” y, como ya comentamos, apuntó directamente a los radicales apelando a los valores democráticos e institucionales que los unen. Milei, por su parte, planteó una tregua a sus adversarios de Juntos por el Cambio, asumiendo los agravios como parte de la disputa democrática que los enfrentó y ofreciendo un “borrón y cuenta nueva” de su parte para enfrentar el “mal mayor”, el kirchnerismo.
Otro punto relevante es el tono del discurso. El candidato de UP, en consonancia con el amplio paraguas que abrió para captar votantes, desarrolló su discurso como un candidato de concertación: con mucha templanza, mostrándose agradecido con todos e incluso emocionado. En la vereda del frente, Milei desarrolló un discurso más épico pero sin perder la mesura en su tono, algo a lo que nos viene acostumbrando desde el primer debate.
Para finalizar, el contenido de los discursos posee puntos en común en torno al reconocimiento de los principales problemas de los argentinos (inseguridad, inflación, poder adquisitivo e instituciones) y opuestos vinculados a la definición que cada uno realizó de su público objetivo.
El candidato de LLA se expresó en consonancia con su definición del público objetivo para el próximo mes con frases como “terminar con el kirchnerismo”, propias de la lógica “amigo-enemigo”, y con aclaraciones sobre sus intenciones del tipo “buscamos quitar privilegios, no derechos”, mientras que Sergio Massa se ocupó de darles entidad a minorías afectadas por declaraciones de dirigentes la LLA (madres solteras y jubilados), de asentarse sobre valores fundantes o que forman parte del núcleo de contenidos de la nación (paz, orden, democracia, familia) y de desarrollar una agenda programática con propuestas de desarrollo federal, aumento de coparticipación, de diálogo entre el campo y la industria, así como entre trabajadores y empresarios, entre otros sectores.
Reflexiones finales
En resumen, 1) el radicalismo es el punto donde se encuentran los públicos objetivos de ambos, cobrando el partido centenario una renovada centralidad en la política argentina; 2) Massa va a tener el desafío de ser orgánico en su discurso frente a un público tan amplio; 3) Milei, por su parte, el de ser inclusivo en el marco de un discurso negador de su adversario; 4) Milei debe lograr conciliar su interpelación a JXC y su espanto por las castas. Tal como mencionaran otros integrantes de LLA, la alianza con Luis Barrionuevo ya tuvo sus costos para la cosecha liberal; 5) Massa tiene a cuestas la necesidad de acompañar con resultados en el corto plazo su discurso de orden y certezas en una esfera donde, más que la regla, hoy parecen ser la excepción.