POLÍTICA

Norman Berra

Norman Berra

Líder de proyectos

 

La opinión pública y las tendencias preelectorales son volátiles, y por lo tanto cada vez más difíciles de medir. A tres meses de las elecciones primarias, abiertas y simultáneas (PASO) previstas para el 12 de septiembre según el cronograma consensuado entre oficialismo y oposición, es oportuno repasar qué sabemos y qué no respecto a la próxima elección en Córdoba. Lo primero a considerar es que nuestra provincia, a diferencia de otros distritos, este año sólo vota senadores y diputados nacionales y no legisladores provinciales, por lo cual los comicios de medio término tienden a nacionalizarse. Las últimas encuestas de consultora Corinto realizadas entre abril y mayo en la ciudad lo confirman: 61% de los electores votará pensando en lo que pasa en el país (gráfico arriba).

Profundizando el dato, el apoyo a una lista asociada al presidente Alberto Fernández oscila en un promedio del 25%, mientras que una lista opositora al Frente de Todos tiende a crecer cuando bajan los indecisos (gráfico arriba). Si consideramos que el FdT obtuvo 22,3% de los votos de diputados nacionales en octubre de 2019 en nuestra provincia, hoy el 25% se ubica en el mismo orden de magnitud considerando el error muestral de estos estudios. Algo muy similar arroja el último estudio provincial de Zuban Córdoba & Asociados, según el cual una lista del FdT conformada por Carlos Caserio y Olga Riutort podría rondar el 21% de los votos (gráfico abajo). En ese marco, Juntos por el Cambio rondaría el 37% con una fórmula Mario Negri-Ramón Mestre, ubicándose aún lejos del 51,3% obtenido por la lista de diputados nacionales de JxC en octubre de 2019.

Podríamos decir que esto es lo que sabemos a partir de las regularidades estadísticas que es posible detectar en las encuestas que miden actitud electoral e intención de voto. Ahora bien, hay mucho que no sabemos: por ejemplo, cómo puede impactar la pandemia del Covid-19 en la afluencia electoral, algo que tiene el potencial de alterar el voto y la distribución del caudal de cada fuerza, y con ello el resultado. Históricamente, Argentina ha sido uno de los países latinoamericanos con índices más altos de participación electoral tanto en elecciones presidenciales como legislativas, situación que también aplica a la provincia de Córdoba.

Según datos oficiales, en las elecciones de medio término del 2017 la participación ciudadana en las PASO de agosto fue del 70,3% y en las generales rondó el 74,8%, un valor similar al 76,7% de participación a nivel nacional. Sin embargo, la pandemia podría llevar a los cordobeses a no participar de los comicios de medio término en la magnitud tradicional: según la encuesta provincial realizada por la consultora Delfos en mayo pasado (mes en el que hubo picos en torno a los 2.500 casos diarios), sólo el 54,6% de los cordobeses afirmaba que concurriría a las urnas en ese contexto. Eso implica unos 15,7 puntos porcentuales menos que en las elecciones primarias de 2017, guarismo similar al obtenido en la medición de abril pasado (gráfico arriba).

Peor aún, la brecha respecto de la última cifra oficial se agranda sustancialmente cuando se les pregunta a los cordobeses si participarían de los comicios en el caso de que coincidieran con un nuevo pico de Covid-19. Ante esa posibilidad, sólo el 41,7% de los electores afirmó que asistiría a sufragar en ese contexto. A pesar de que esa cifra representa una leve mejora respecto de las registradas en el estudio de abril, el incremento no resulta estadísticamente significativo y aún se encuentra casi 29 puntos porcentuales por debajo de la concurrencia alcanza en las PASO de 2017. Así, los guarismos sugieren una regularidad estadística en torno al 40% de cara al turno electoral de este año. Considerando que hace pocas semanas Córdoba tuvo picos de casos de coronavirus entre los 4.500 y 5.500 casos diarios, no es descabellado pensar que la participación de los electores cordobeses en las elecciones nacionales de medio término podría contraerse entre 15 y 30 puntos porcentuales con respecto a los comicios de 2017, lo cual puede tener un impacto enorme en los resultados.

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