SOCIEDAD

José Gangi

José Gangi

Edición y Análisis de informes

Los argentinos somos retratados en innumerables ocasiones por nuestras diferencias. Si no es la grieta en la política lo que signa nuestro devenir, son las diferencias en nuestros amores futbolísticos o artísticos. Ahora, ¿por qué no enfocarnos en lo que nos une?

Desde Consultora Delfos intentamos realizar el ejercicio de revertir el foco a partir del cual nos pensamos. Por eso, en nuestra última encuesta nacional realizada del 8 al 13 de mayo a 2.000 argentinos, les preguntamos ¿qué cree usted que es lo que más nos une actualmente?

La selección puede con y contra todo

En cualquier parte del mundo, si alguien se identifica como argentino, lo más probable que reciba como respuesta de parte de un extranjero es “Messi” o “Maradona”. No cabe ninguna duda de que el fútbol, en particular la selección masculina y sus ídolos, constituyen la referencia por excelencia de nuestro país en el exterior.

Pero su función no se agota en esta faceta. Con el 29% de las menciones, los argentinos también le atribuimos a la selección la capacidad de ser el principal elemento aglutinador de nuestra sociedad.

Inmediatamente después le siguen la bandera (23%) y el himno (16%). Si consideramos ambos símbolos patrios en conjunto con la escarapela (1%), el orden se altera y los emblemas nacionales pasan a liderar con el 40% de las menciones.

La cuarta respuesta más mencionada, “no nos une nada” (7%), hace mella en lo que abordábamos en la introducción y condensa tanto una descripción de una sociedad dividida como una declaración de disconformidad y enojo para con ella.

Haciendo foco

Ante la preminencia absoluta de la selección de fútbol, los jóvenes desentonan. El himno, con el 22% de las menciones en este segmento etario, lidera como el principal elemento cohesionador de nuestra sociedad para los participantes de ese rango, seguido de cerca por una diferencia estadísticamente no significativa por la selección (18%) y la bandera (15%).

En paralelo, se observa una relación directa entre el incremento de la edad de los encuestados y el crecimiento de la opción “no nos une nada”. Es decir, cuanto más longevos los entrevistados, más importancia tuvo la creencia de que los argentinos carecemos de un elemento aglutinador.

Entre hombres y mujeres no se aprecian grandes diferencias: mientras que la selección nacional y el origen migrante son componentes proporcionalmente más mencionados por hombres, el himno gana más peso que entre las mujeres.

Donde las diferencias se vuelven más marcadas es cuando el foco se posa sobre el nivel de estudio de los encuestados. Los argentinos con nivel de instrucción alto apuntan con particular énfasis a la selección de fútbol nacional como el principal elemento cohesionador, con el 45% de las menciones.

Por su parte, los que poseen un nivel de instrucción bajo reconocen a los símbolos patrios, particularmente el himno (24%) y la bandera (23%), en paridad de condiciones con la selección (22%).

Si tomamos esos emblemas nacionales en conjunto, entre los argentinos de nivel de instrucción alto poseen el mismo peso que la selección (43 vs 45%), al tiempo que entre los bajos más que duplican su cantidad de menciones (47% vs 22%).

Reflexiones finales

En síntesis, podríamos elaborar a groso modo dos perfiles: hombres adultos de instrucción alta y mujeres jóvenes de instrucción baja. Mientras que el primer prototipo representaría un público más convencido del papel central que juega la selección a la hora de unir a los argentinos, el segundo apostaría con una fuerza similar o superior por los símbolos patrios.

No obstante, existe un momento donde los tres elementos principales se unen: el comienzo de un partido de la selección argentina.

En la víspera de una nueva edición de la Copa América, estos datos parecerían indicar que nos enfrentaremos a una instancia de auge de los elementos cohesionadores de la argentinidad.

Si los resultados acompañan sus efectos percibidos, quizás la sociedad pueda renovar y profundizar los lazos que la unen y así, aunque sea sólo por un rato, se renueven las esperanzas en lo común, algo tan devaluado en estos tiempos.

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