ECONOMÍA
José Gangi
Edición y Análisis de informes
La semana pasada analizamos la situación económica de los cordobeses de acuerdo con lo que le permitían hacer sus ingresos. En términos generales, comparando con los datos de junio de 2020, observamos un crecimiento de las personas que afirmaron que no les alcanzan sus ingresos para cubrir sus gastos.
En principio, podríamos pensar que esta situación es un fenómeno que afecta únicamente a los cordobeses que poseen un nivel socioeconómico bajo o marginal. Sin embargo, parece que no es tan así.
Cuando cruzamos este dato por nivel socioeconómico, lo primero que llama la atención es que, del total de personas que dicen que sus ingresos no les alcanzan, un 8% son de nivel alto y un 20% de nivel medio y, de los que llegan con lo justo, un 19% son de nivel alto.
Si los observamos desde otro ángulo, un 60% de cordobeses de nivel alto afirman que llegan con lo justo y un 21% que no llegan a fin de mes, mientras que entre los de clase media el 40% afirma que no gana lo suficiente para cubrir sus gastos.
Cabe destacar que el nivel socioeconómico de una persona se conforma por múltiples indicadores diferentes a los ingresos: mide roles desempeñados, estudios alcanzados y otras cuestiones más que hacen al nivel de remuneración que posee una persona.
Entonces, ¿cómo podemos explicar qué alguien que posee un nivel socioeconómico alto o medio afirma que sus ingresos no les alcanzan para llegar a fin de mes? En primer lugar, se relativiza el dato teniendo en cuenta que las expectativas en torno al nivel de vida que se desea mantener difieren, no sólo entre niveles socioeconómicos sino hacia adentro de cada uno de ellos. En estas consideraciones no sólo influyen las condiciones económicas de los sujetos, sino toda una construcción cultural de carácter subjetivo que desarrollamos los seres humanos en tanto que consumidores.
Más allá de eso, buscando una explicación en los datos concretos de nuestra realidad, lo cierto es que nuestro país atraviesa un proceso inflacionario de magnitud, frente al que los ingresos pierden poder adquisitivo. En ese sentido, a lo que asistimos es a una sociedad que, más allá de poseer mayores o menores ingresos, se percibe en un proceso constante de empobrecimiento.