INTERNACIONAL

José Gangi

José Gangi

Edición y Análisis de informes

Viviana Jara Roldán

Viviana Jara Roldán

Responsable de estudios cualitativos

A poco más de un mes de las elecciones en Brasil, les compartimos un repaso por las cifras de las principales encuestas, acompañado de un análisis cualitativo desarrollado en el marco de un trabajo de campo en la zona nordeste del país vecino.

En términos de mediciones estadísticas, las cifras denotan una tendencia incremental a la polarización entre el actual presidente, Jair Bolsonaro, y el ex presidente Lula Da Silva.

La encuesta realizada por el Instituto de Pesquisas DataFolha en los principales tres distritos electorales de Brasil (São Paulo, Minas Gerais y Río de Janeiro), expone al candidato petista estable desde mayo en torno al 47-48% de intención de voto y al actual presidente con un crecimiento de 5 pp. en este sentido (de 27% a 32%). Entre ambos acaparan la intención de voto de 8 de cada 10 brasileños, dejando muy rezagado al tercer competidor, Ciro Gomes, que posee sólo un 7% de intención de voto.

Otra encuesta realizada por EXAME/IDEA, a 1.500 personas a lo largo del país del 19 al 24 de agosto (datos arriba), expresó una brecha más acotada entre los dos candidatos (Lula estabilizado en torno al 44% y Bolsonaro en 36%) y, al igual que la tendencia advertida por la encuesta del Instituto de Pesquisas DataFolha, un panorama que tiende a la polarización entre Lula y Bolsonaro.

Si nos adentramos en la composición del electorado de estos candidatos, podemos observar que Lula es el candidato preferido en todos los rangos etarios, pero prima de forma más contundente entre los más jóvenes; en términos de género, Bolsonaro posee un arraigo más fuerte entre los hombres que entre las mujeres; y Lula posee una intención de voto entre los brasileños que poseen un nivel de estudios bajos 15 pp. mayor a la que posee entre los ciudadanos con un nivel de estudios alto.

A su vez, es posible avizorar diferencias cualitativas en el discurso e ideas que refuerzan la identidad de cada uno de estos públicos. Teniendo en cuenta lo experimentado durante la última semana en el nordeste de Brasil, pudimos identificar algunas particularidades del clima social en el país vecino.

Por un lado, quienes defienden y eligen al actual presidente Jair Bolsonaro expresan su descontento con los hechos de corrupción que se asocian a los referentes del PT y el fracaso percibido de la gestión encabezada por el ex presidente. 

Los votantes de Bolsonaro entienden que Lula ha tenido la oportunidad de gobernar y no ha logrado generar los cambios esperados en el país y promete iniciativas económicas que no generan confianza. Se critica el modelo de país que promueve el ex presidente, asociado al temor de tener resultados similares a Venezuela, acompañando esa opinión con la idea y amenaza de dejar el país en el caso de que eso suceda.

Además, se sostiene que muchas de las críticas que despierta Bolsonaro van de la mano de un discurso reproducido por los medios de comunicación que no coincide con la realidad de su gobierno. De todos modos, reconocen que el presidente no cuenta con habilidades comunicacionales, cometiendo ciertos errores en sus discursos que lo alejan de lo políticamente correcto. 

Otro elemento de elección, en algunos casos, se refiere a la postura que el actual presidente manifiesta frente a temáticas sociales como la homosexualidad y la defensa de ciertos valores más tradicionales, por lo que recibe fuerte apoyo en ámbitos más religiosos, particularmente evangélicos.

Por otro lado, quienes expresan adhesión al ex presidente Lula Da Silva manifiestan su interés por un giro ideológico en el país que implique un alejamiento de las políticas conservadoras y neoliberales de la actual gestión. Se trata de un público que apoya al ex mandatario desde un posicionamiento progresista y, en otros casos, desde la esperanza de una mejoría económica y laboral en el país.

Algunos sostienen que Bolsonaro ha desarrollado un modelo de aislamiento del mundo, asociado a su alineamiento con facciones y gobiernos ultraconservadores, que es necesario revertir y Lula representa una opción viable en este sentido. 

Otras críticas frecuentes a la actual gestión incluyen el estilo de políticas medio ambientales con escaso cuidado de los recursos naturales en general, y del Amazonas en particular, y la postura irresponsable asumida frente a la pandemia por COVID-19 y la campaña de vacunación.

Es notorio el apoyo que recibe por parte de sectores más académicos, en el ámbito universitario, y entre quienes se desempeñan en las esferas de las ciencias sociales. En este grupo se vive el actual momento con gran expectativa e ilusión de un resultado favorable, algo que se manifiesta en numerosas expresiones públicas y una militancia activa en las calles brasileñas.

Finalmente, quienes no apoyarían a ninguna de las dos opciones mencionadas, optando por otros candidatos, lo hacen desde la idea de descontento tanto con Lula como con Bolsonaro, quienes no han cumplido con sus promesas ni han mostrado políticas que repercutan en mejoras en sus condiciones económicas personales.

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