ECONOMÍA

José Gangi

José Gangi

Edición y Análisis de informes

El pasado sábado 2 de julio, en paralelo al discurso de la vicepresidenta por un nuevo aniversario de la muerte de Juan Domingo Perón, Martín Guzmán publicaba en las redes sociales su renuncia indeclinable al cargo de ministro de Economía de la Nación.

Este acto, carente de originalidad a lo largo de nuestra historia, disparó, además del dólar, la incertidumbre y los resortes inflacionarios de nuestra economía, una disputa entre los críticos y los seguidores del economista en torno a los resultados y los postulados de los cuales se nutrió el Ministerio de Economía durante su gestión.

En ese marco, nos propusimos indagar y poner en perspectiva la opinión de los cordobeses sobre su situación económica actual y las expectativas que poseen, tanto personales como respecto de la condición general del país.

En primer lugar, podemos apreciar que a 4 de cada 10 cordobeses sus ingresos no le alcanzan para vivir y que a más del 51 por ciento le alcanzan con lo justo. En perspectiva, podemos ver como esta situación económica resulta ser peor que la reportada por los cordobeses en junio de 2020, en medio de un contexto de cuarentena por la pandemia de Covid-19.

Al observar las expectativas generales, también observamos una depreciación. No sólo se mantiene el pesimismo en un nivel cercano al 60 por ciento, sino que la desazón y la desesperanza superan a las expectativas positivas. Estas perspectivas de cara al futuro resultaron ser peores que las declaradas durante los meses de junio y agosto de 2020, tiempos de plena vigencia de la cuarentena.

Por último, si analizamos las expectativas personales y/o familiares de cara al próximo año, podemos ver la marca más clara de la desazón y la desesperanza: el crecimiento y primacía que detentan las respuestas que afirman que la situación no cambiará o que empeorará. Ambos posicionamientos se han consolidado a partir de los que se mostraron expectantes o cautos en anteriores relevamientos.

Este cuadro de situación habla a las claras de una población que vive mal, apretada por una situación económica que no da respiro y que encuentra en la desesperanza y la desazón el lugar común donde refugiarse para no volver a ilusionarse y soñar con un futuro mejor que se pospone año tras año.

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