ECONOMÍA
Norman Berra
Líder de proyectos
Junto con el impacto de la inflación, el pesimismo es otro de los desafíos que enfrenta el actual gobierno nacional en esa materia. Con tres años de caída desde el bienio 2018-2019 (crisis con Cambiemos) más la depresión generada por la pandemia del Covid-19 en 2020 (primer año de gestión del Frente de Todos), la mejora de la actividad en 2021 (el PIB creció 10,3%) aún no compensa lo perdido en términos macro ni micro. En ese marco, el escepticismo domina tanto la evaluación de la coyuntura actual como la expectativa. Según una reciente encuesta nacional de consultora Analogías, 28% de los electores tiene una mirada positiva de la situación actual (contra 69% de negativa), pero a futuro el optimismo económico apenas roza el 20% contra un pesimismo del 71,1% (gráfico arriba). Consistente con eso, apenas 12% percibe que la economía y los ingresos se están recuperando a nivel país, vs casi 82% que cree que se recuperan poco o nada (gráfico abajo).
El mismo estudio arroja que casi 65% cree que la capacidad de compra de sus ingresos en los próximos meses será menor, en tanto que 15,4% piensa que se mantendrá y apenas 7,6% espera una suba (gráfico abajo).
En tanto, según una encuesta reciente de Management & Fit, cuando se compara la situación económica del país contra un año atrás casi 16% percibe mejoría, contra casi 72% que percibe un empeoramiento (gráfico abajo). Llamativamente, la mejoría se percibe relativamente más entre los electores de nivel educativo bajo (lo que correlaciona con los niveles socioeconómicos más vulnerables), mientras que el deterioro pesa más en los sectores de instrucción media y alta.
Con algún matiz, una encuesta reciente realizada por Consultora Delfos en Córdoba confirma que el pesimismo también se impone a nivel local: 3 de cada 4 electores de la provincia creen que la situación económica del país es peor que la del año pasado, un 13% la ve igual y apenas 6% percibe una mejoría (gráfico abajo).
La serie longitudinal de encuestas de consultora Opinaia permite apreciar la cuestión en términos evolutivos: la clave es un pesimismo inercial que nace en la mirada de la coyuntura presente pero termina permeando, si bien no de manera lineal, en la expectativa futura: mientras la situación económica actual del país es calificada de manera negativa por 71%, el futuro de la economía alcanza un pesimismo del 48% (gráfico abajo).
Profundizando el análisis comparativo, cuando se miden ambas variables en tres niveles (positivo, regular y negativo vs mejora, continuidad y empeoramiento, respectivamente) se advierte que la percepción de la coyuntura actual es más estable que la expectativa. Por otro lado, mientras la evaluación positiva del presente ronda entre el 6% y el 8% en el primer trimestre del año, el optimismo a futuro llega a triplicarlo, ubicándose en un promedio del 20% en el mismo lapso.
Sin embargo, cuando la variable expectativa se mide de manera dicotómica (positiva vs negativa, sin la alternativa de respuesta “se mantiene igual”), como viene haciendo la consultora Rouvier & Asociados, surge nítidamente que el optimismo muestra, aunque sea leve, una tendencia declinante desde febrero pasado, cuando alcanzó el umbral del 20% (ubicándose prácticamente en el nivel de optimismo que detectó en el mismo mes Opinaia, que lo mide de manera diferente). Desde entonces, perforó ese umbral, con lo cual el pesimismo hizo dos picos seguidos (casi 70% en abril y 75% en mayo; gráfico arriba). En síntesis, el repaso de diversos estudios nacionales y locales permite concluir que la mejora de la actividad en 2021 y la de los primeros meses de este año, donde el crecimiento se sostiene en términos macroeconómicos, aún no llega a permear a nivel perceptivo de manera significativa, con lo cual el pesimismo sigue siendo predominante, si bien es más intenso en la mirada de la situación actual que en las expectativas futuras.