POLÍTICA
José Gangi
Edición y Análisis de informes
A lo largo de su campaña, Javier Milei empuñó una motosierra como símbolo del recorte que prometía para acabar con el déficit fiscal, principal causante de la galopante inflación que padece la Argentina según su diagnóstico.
Fiel a su carácter liberal libertario, proponía deshacerse de todo aquello que pudiera ser manejado por el sector privado, afirmando que “todo lo que se pueda privatizar, lo vamos a privatizar”.
Frente a este posicionamiento, Consultora Delfos le preguntó a 1.614 argentinos del 1 al 5 de diciembre cuán de acuerdo estaban con 12 de las diferentes privatizaciones y ajustes propuestos por el actual presidente, con la intención de dimensionar el nivel de apoyo popular que pueden recabar esas medidas en caso de ser implementadas.
Los medios de comunicación, el eslabón más débil
Algunas de las empresas estatales mencionadas por Milei como susceptibles de ser privatizadas fueron las vinculadas a los medios de información públicos. Entre las principales, encontramos a la TV Pública, referente en contenidos audiovisuales, Radio Nacional, productora de contenido radiofónico, y la agencia de noticias Télam, referente en producción de cables, audios e imágenes de noticias a nivel nacional.
Estas empresas presentaron los niveles de acuerdo más altos con su posible privatización. Frente a la prometida privatización de la TV Pública el nivel de acuerdo rondó el 44%, proporción prácticamente idéntica al desacuerdo expresado con la medida (43%).
Por su parte, el nivel de acuerdo con la posible privatización de Radio Nacional alcanzó al 42% de la población, contra un desacuerdo del 44%. Si analizamos la privatización de la agencia de noticias Télam, podemos observar que un 41% se encuentra de acuerdo y un 43% en desacuerdo.
A pesar de presentar el perfil más atractivo para los argentinos a la hora de pensar en privatizar empresas públicas, ninguna presenta un nivel de apoyo mayoritario ni diferencias estadísticamente significativas entre los que acuerdan y los que se oponen.
Empresas vinculadas al transporte
El Estado argentino cuenta entre sus activos con una aerolínea de bandera, Aerolíneas Argentinas, la sociedad denominada Ferrocarriles Argentinos Sociedad del Estado que posee diversos recorridos de trenes (tanto de cargas como de pasajeros), e YPF, una de las empresas de hidrocarburos más grandes de Latinoamérica y con una participación destacada en una de las principales reservas mundiales de petróleo y gas offshore del mundo, Vaca Muerta, entre otras.
La privatización que contaría, en principio, con la mayor legitimidad popular de estas empresas sería la de Aerolíneas Argentinas con un 41% de apoyo. No obstante, un 46% se encuentra en desacuerdo.
El apoyo se reduce aún más ante la propuesta de privatizar los ferrocarriles: pieza central de la planificación estratégica del transporte nacional, un 35% de los argentinos se mostró a favor de privatizarlos y un 46% en contra.
La prometida privatización de YPF es una de las medidas que menos legitimidad popular presenta entre los argentinos: el nivel de acuerdo es de 36%, contra un desacuerdo de 49%. La brecha entre ambos posicionamientos posee un peso estadísticamente significativo de 13 puntos porcentuales.
Despidos y reducción de retenciones
La desvinculación de empleados públicos del Estado, particularmente aquellos denominados “ñoquis”, es un histórico reclamo de gran parte de los argentinos. A pesar de eso, el acompañamiento obtuvo un 43% de acuerdo, vs un desacuerdo de 45%. Es decir, el apoyo presentó niveles similares a la resistencia.
Por otro lado, frente a la posible eliminación de las retenciones agropecuarias se aprecia un nivel de indecisos (21%) superior al observado frente a la idea de privatizar empresas o activos del Estado y proporciones prácticamente idénticas de personas que están de acuerdo (39%) y en desacuerdo (40%) frente a la medida.
Las más resistidas: obra pública y reformas monetarias
Otros grandes símbolos de la campaña de Milei fueron la “demolición” del Banco Central y los dólares con su cara, expresión de su compromiso con la dolarización. En paralelo, el por entonces candidato también atacó la obra pública, presentándola como reducto de la corrupción estatal.
La propuesta de frenar la obra pública nacional recabó un escueto 33% de apoyo, 20 puntos porcentuales inferior al nivel de desacuerdo que despertó entre los argentinos, en torno a un 53%.
Algo similar ocurrió con la prometida dolarización, ya que sólo un 28% de los argentinos afirmaron estar de acuerdo con la posibilidad de adoptar esa divisa como moneda de cambio oficial.
Las acciones subsidiarias de esta medida, como la idea de cerrar el Banco Central y la devaluación del peso, también presentaron bajos niveles de acompañamiento. La primera sólo fue avalada por 3 de cada 10 argentinos y presentó niveles de resistencia del 48%. En lo que respecta a la devaluación del peso, casi la mitad de los argentinos (49%) se mostró en desacuerdo y sólo un 24% de acuerdo, proporción inferior al nivel de indecisos frente a la propuesta (27%).
Reflexiones finales
En la anterior nota relativa a las expectativas de los argentinos frente al nuevo gobierno y las consecuencias para el margen de maniobra del presidente a la hora de implementarlas se afirmó que “Javier Milei despierta confianza en un sector minoritario donde opera fuertemente lo emocional” y que, para crecer más allá de sus fronteras, debería demostrar que es capaz de generar resultados concretos, con una visibilidad e impacto difícil de eludir, que acerque a quienes le achacan el comprobado fracaso de sus ideas y sus vínculos políticos.
Sin embargo, las dificultades para construir esas soluciones se vuelven aún más agudas al observar el nivel de acuerdo de la sociedad con sus principales medidas de ajuste.
Tal como afirmó Luis Dall’Aglio en su participación en el programa “Lagarto Show” del 13 de diciembre de 2023, más allá del núcleo duro que acompañó a Milei a lo largo de toda su campaña, lo cierto es que existe una proporción superior al 20% de su electorado final que no presenta un perfil tan ortodoxo y no acompaña con la misma intensidad sus políticas.
Si además se considera que en términos institucionales su correlación de fuerzas está conformada por una masa bastante heterogénea de dirigentes políticos, muchos de ellos representantes y voceros de esa proporción que no acompaña muchas de sus propuestas, el margen para implementar su cúmulo ortodoxo de privatizaciones y ajustes parece ser muy acotado.
Finalmente, el tiempo y la paciencia popular frente a decisiones que no los representen no parecen ser capitales fáciles de obtener en un contexto donde el 61% sabe que se verá afectado por las medidas económicas de Milei y un 76% afirma no tener margen para ajustarse.