POLÍTICA

Norman Berra

Norman Berra

Líder de proyectos

Ya se trate de años electorales o no, el debate sobre la autoidentificación ideológica de los argentinos no pierde vigencia. ¿Qué dicen las encuestas al respecto? Si tomamos como referencia dos estudios nacionales recientes, no hay consenso en los datos. Según el CELAG, 21,2% de los argentinos se identifica con la izquierda, 3,6 puntos porcentuales por encima del casi 18% identificado con la derecha; estadísticamente, un empate técnico. Hay una mayoría de casi 60% que se ubica al medio, mientras que 3,1% ns/nc (gráfico arriba). Sin embargo, un estudio de Zuban Córdoba (gráfico abajo) arroja resultados distintos: 18,4% acumulado de izquierda vs 26,4% acumulado de derecha; en este caso, la brecha es de 8 pp a favor de la derecha, y además apenas 19,2% se define como de centro, contra 58,2% en el estudio anterior.

Sumamos al análisis un estudio realizado por el Observatorio de Psicología Aplicada de la Universidad de Buenos Aires (OPSA) en el distrito electoral más gravitante de todo el país, provincia de Buenos Aires (pesa 38% del padrón nacional). El resultado es 28% acumulado para la izquierda vs 24% para la sumatoria de derecha; una brecha de 4 pp, estadísticamente no significativa. Un 22% de los bonaerenses se define como de centro y poco más de un cuarto ns/nc (gráfico abajo).

Si “pateamos el tablero” de las etiquetas izquierda vs derecha con sus matices para introducir las referencias político-partidarias, como lo hace un reciente estudio nacional de Giacobbe, el panorama se dispersa más: la izquierda alcanza 1,7%, mientras que el espacio pan justicialista, donde conviven las diversas variantes de peronismo y kirchnerismo, trepa al 27,7%. Es lo más parecido a lo que hoy expresa el Frente de Todos (FdT), aunque también podríamos sumarle casi 1% de radicales k, un legado de la concertación donde hoy se destacan dirigentes como Leandro Santoro, cabeza de lista en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; en ese caso, tenemos 28,6%. Por otro lado, está el peronismo no K (donde podríamos aglutinar a expresiones provinciales como Hacemos por Córdoba), con 2,3% (gráfico abajo).

Luego, hay 5,2% que se define por el PRO, 4,7% de la UCR, 9% liberales y 4% derecha: eso suma casi 22,9%, lo que hoy expresa, con algún matiz, Juntos por el Cambio (JxC). Por fuera de los dos polos, aparece 1,9% de progresistas, 6,7% de apolíticos y 33,5% de independientes, mientras que 2,4% ns/nc. ¿Complejo, verdad? Hagamos el ensayo de armar un mapa continuo, donde la izquierda está en un extremo, el peronismo, el peronismo K, el kirchnerismo y los radicales K cerca de la centroizquierda, los independientes y peronistas no K en el centro, liberales, UCR y PRO en la centroderecha, y luego la derecha; sumamos apolíticos al ns/nc. En ese caso, tenemos un polo con contornos algo difusos, donde el peronismo, kirchnerismo e izquierda suman 30,3%, el centro 35,8% y el polo de centro derecha aglutina 22,9%. Si sumamos apolíticos al ns/nc, tenemos 9,1%; en ese caso, sólo quedan fuera de esas etiquetas 1,9% de progresistas. Si cruzamos este mapa con los dos anteriores (CELAG y Zuban Córdoba) y hacemos un promedio de tres estudios nacionales, el resultado es: 23,9% para izquierda/centroizquierda/peronismoK/K/radicales K y 22,3% para derecha/centroderecha/radicales/libertarios; una brecha de 1,6 pp, que expresa un empate técnico entre los dos polos. El centro aglutina 37,7% y 16,1% queda por fuera del radar. Esta síntesis estadística nos permite entender por qué, aunque la opinión pública está sin dudas polarizada (como vimos claramente en la elección presidencial de 2019, en la que el FdT sumó 48,24% de los votos y JxC 40,28%, dejando muy poco para las demás fuerzas), la coalición ganadora mínima se construye desde esos polos hacia el centro, que es el que termina por definir el resultado final.

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