Por Lucas Gatica
Las fiestas de fin de año son una oportunidad para conmemorar, celebrar con los seres queridos y hacer balances. Más allá del ambiente festivo que viste las fiestas, los festejos de este fin de año tendrán sus particularidades, fundamentalmente de matiz económico: las vacaciones y las fiestas serán 60 por ciento más caras este año con respecto al 2015, el consumo se desploma sin poder recuperarse y los índices macroeconómicos no son para nada alentadores, sólo por nombrar algunos hechos concretos que tiñen este último año.
Estas celebraciones de fuerte impronta religiosa, fundamentalmente la Navidad, se han convertido en un momento de festividad grupal inherente a la condición de ciudadano occidental/católico. De igual modo, están aquellos que no le asignan un valor religioso a estas festividades, sino una dimensión cultural o social. Dicho eso, vale la pena aprovechar estas ocasiones y festejar la ocasión rodeado de gente querida. A fin de cuentas, las fiestas se acercan y es un buen momento para reducir el estrés y disfrutar con los afectos.
Según la más reciente encuesta de la Consultora Delfos, en la cual se indagó qué fiesta de fin de año posee mayor importancia, la celebración que goza de mayor consideración para los cordobeses es la Navidad. Quizá ello se debe a que esta celebración posee una connotación religiosa, familiar y comunitaria más fuerte que el Año Nuevo.
La encuesta fue realizada en el mes de noviembre en Córdoba Capital y 13 ciudades del interior provincial, que componen una muestra representativa de toda la provincia, con 1.800 casos con un error muestral de +/- 2,3%.
En primer lugar, el resultado general indica que se prefiere la Navidad (35%) al Año Nuevo (17%). Así y todo, un 33% dice que ambas les dan igual. Por otra parte, un 15% señala que no prefiere ninguna de las dos. En rigor, un 85% de nuestra sociedad se prepara para los festejos de fin de año.
En cuanto a las variables sociodemográficas, las mujeres son quienes más importancia le otorgan a la Navidad (40%) en comparación con los hombres (30%). De modo inverso, son los hombres en contraposición a las mujeres quienes tienen mayor predilección por el Año Nuevo (20% vs. 14%).
En esa línea, si se compara la ciudad Capital con el resto de la provincia, se observa que es en Córdoba Capital donde se prefiere en mayor medida la Navidad (39% vs. 32%). Así, hay un mayor número de personas en el interior de la provincia para quienes las celebraciones de fin de año no tienen trascendencia (16% vs. 13%).
Finalmente, el dato por nivel socioeconómico no muestra grandes diferencias. En particular, hay que resaltar que en la clase baja hay un 17% que no le da importancia a ninguna de las dos fiestas. Asimismo, es la clase alta la que mayor interés muestra por la Navidad (40%) y el Año Nuevo (21%).
En cuanto a las edades, se advierte que son los adultos jóvenes (entre 30 y 49 años) quienes menos importancia le dan a las fiestas; en tanto, para el 15% de la franja etaria de 18 a 29 años ninguna de las dos fiestas tiene importancia; un 18% de los adultos de 30 a 49 años se expresa en el mismo sentido. En esa línea, son los mayores de 65 años quienes le dan mayor importancia a la Navidad (35%) y acusan el mayor porcentaje de importancia a ambas por igual (37%). Lamentablemente, no contamos con el dato sobre qué importancia le dan los menores de 18 años a estas celebraciones o cuál fiesta prefieren en detrimento de la otra (dato que podría ser de interés, ya que la Navidad y Año Nuevo están fuertemente asociados a la niñez y adolescencia).
Así pues, las fiestas de fin de año no guardan la misma significación, tienen sus particularidades y en cada persona pueden despertar distintos sentimientos o evocar diversos episodios que lleven a que cada uno se vuelque hacia una u otra. No obstante, estos momentos pueden ser oportunidades para compartir con los otros, acercarse, desarrollar la empatía y festejar los encuentros sinceros.