ECONOMÍA
José Gangi
Ejecutivo de cuenta
Tanto nutricionistas como economistas van a coincidir en que, a la hora de comprar alimentos, la planificación es algo relevante, ya sea para controlar tus gastos, ahorrar tiempo o tener una dieta saludable. No obstante, casi 4 de cada 10 cordobeses se abastecen diariamente de alimentos.
Esta frecuencia no es uniforme entre los estratos socioeconómicos. Mientras entre los cordobeses de nivel bajo las compras diarias de alimentos tienen un peso superior al promedio y son un hábito mayoritario (52,1%), entre los de nivel alto el consumo se planifica más y se concentra en compras cada 10 o 15 días (34,9%) o mensualmente (22,2%).
También se observan contrastes entre los que viven en la capital y los que residen en el interior. En la capital, el 31,5% realiza compras diarias, el 26,6% cada 10 o 15 días y el 26% mensuales, mientras en el interior un 41,7% se abastece diariamente, un 20,5% cada 10 o 15 días y solo un 13,1% lo hace mensualmente.
El tipo de comercio que elige cada grupo
En cuanto al tipo de comercio, el supermercado es el más elegido con el 54,9% de las menciones. En una segunda línea aparecen los comercios de cercanía (27,9%) y en menor medida los hipermercados (7,8%) y los mayoristas (7,2%), estos últimos con mayor presencia en la capital.
Existe una estrecha relación entre la modalidad de compra y el tipo de establecimiento elegido. Mientras que quienes compran a diario se inclinan por los comercios de cercanía, quienes planifican sus compras con más antelación optan mayormente por supermercados e hipermercados.
Al sumar la dimensión socioeconómica, el patrón se vuelve más claro: los cordobeses de nivel bajo resuelven su consumo de forma cotidiana y en negocios de cercanía (66,5%), mientras que los de nivel alto planifican con al menos 15 días de anticipación y compran en supermercados (71,7%).
Reflexiones finales
La prevalencia de compras diarias y en comercios de cercanía en los sectores de menores ingresos y de compras planificadas y en supermercados en los sectores altos, sugiere que la forma y frecuencia del consumo responden más a condicionantes estructurales que a hábitos coyunturales.
El peso de la informalidad y el trabajo a término entre los cordobeses de nivel bajo, con ingresos más inestables y de corto plazo, son factores que ayudan a explicar más en profundidad estos comportamientos. A esto se le suman las condiciones logísticas, en términos de transporte y tiempo que implica un consumo más planificado, factores que también nos ayudan a comprender con mayor profundidad las diferencias en los hábitos de compra de los cordobeses.