POLÍTICA

Norman Berra

Norman Berra

Líder de Proyectos

Un acuerdo político nacional para mitigar la grieta es un tema que viene siendo planteado desde hace tiempo, aún antes de ataque sufrido el 1 de septiembre por la vicepresidenta Cristina Fernández. En rigor, en medio de los vaivenes económicos de julio Clivajes fue de las primeras consultoras en sondear actitudes al respecto. En un informe publicado por entonces, 58,3% de los electores se pronunciaba en favor de un gran acuerdo nacional entre diversos sectores para solucionar la situación socioeconómica imperante en ese momento, mientras que 36,5% se mostraba en contra (gráfico arriba). Ese mismo mes, la salida de Martín Guzmán del Ministerio de Economía dio pie a que Zuban Córdoba & Asociados explorara el mismo tema de una forma alternativa, planteando qué deberían hacer el oficialismo y la oposición: 42,4% de los electores creía que para resolver la crisis debían ponerse de acuerdo CFK, Sergio Massa y el presidente Alberto Fernández, mientras que casi 40% veía necesario un acuerdo con los opositores (gráfico abajo).

El mismo estudio mostraba que casi 47% prefería que la oposición se prestara a un acuerdo con el gobierno para colaborar con la gobernabilidad, vs casi 40% que se inclinaba por que la opción de que preparara un paquete de medidas para gobernar a partir de 2023 (gráfico arriba).

Con la asunción de Massa primero y el atentado contra CFK después, el eje del tema acuerdo cambió: el foco ya no era la economía (dado que la concentración de funciones en el superministro trajo una relativa tranquilidad respecto al peor momento de la crisis) sino la violencia política, exacerbada por un proceso donde confluyen “la grieta”, la polarización, la judicialización de la agenda y una derechización opositora articulada con niveles cada vez más altos de intolerancia y discursos de odio. Así, en las semanas posteriores al 1-S Zuban Córdoba indagó las actitudes respecto a que la oposición acordara con el oficialismo para reducir la violencia política: casi 68% se mostró a favor y casi 25% en desacuerdo (gráfico arriba). En la misma línea, casi 72% acordó con un entendimiento de convivencia democrática entre oficialismo y oposición, vs casi 22% que se mostró en contra (gráfico abajo).

La consultora Federico González y Asociados también abordó el tema en su último informe: 62,2% de los votantes cree que debería realizarse un acuerdo político entre gobierno y oposición, postura que supera en casi 40 puntos porcentuales a la contraria. Sin embargo, al sondear la viabilidad de ese acuerdo predomina el pesimismo: 67,2% cree que no será posible, contra un optimismo de apenas 20,2% (gráfico abajo).

Profundizando el análisis, parte del pesimismo se entiende al medir las percepciones del comportamiento de los principales actores: 53,5% de los votantes cree que el oficialismo plantea la necesidad de abrir el diálogo por oportunismo y 46,2% ve excusas oportunistas en la negativa de los opositores (gráfico abajo). En ambos casos, las convicciones democráticas y las razones fundadas para sus respectivas posiciones son minoría.

Consistente con eso, mientras que 55,2% del electorado cree que tanto oficialismo como oposición deben hacer autocrítica y apelar a la pacificación antes de llamar al diálogo (apenas 30,3% cree lo contrario), sólo 17,5% ve a ambos actores con la madurez necesaria para concretar eso (gráfico abajo).

Un pesimismo más intenso surge de la última encuesta de Synopsis: 85,1% se muestra en desacuerdo con que el atentado contra CFK pueda servir para apaciguar el nivel de confrontación política (gráfico abajo).

En síntesis: 1) las posiciones favorables a un acuerdo para atender la crisis socioeconómica oscilaron entre mayorías superiores al 50% o cercanas a ese umbral 2) las posiciones en contra del acuerdismo a ese nivel siempre fueron minoritarias, pero con un volumen estadístico importante en torno al 40% 3) el atentado contra CFK cambió el eje, virando desde la coyuntura de crisis socioeconómica a la violencia política como núcleo para buscar consensos 4) eso generó mayorías más robustas a favor de un acuerdo, con umbrales entre 60% y 70% 5) pese a eso, cuando se indagan las posibilidades de que prospere un acuerdo los electores muestran pesimismo respecto a las posiciones del gobierno y la oposición; creen que se mueven más por oportunismo que por convicciones democráticas o razones fundadas, y menos del 20% les atribuye a ambos actores suficiente madurez como para encarrillar un sendero de diálogo y bajar el nivel de confrontación política. 

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