SOCIEDAD

José Gangi

José Gangi

Edición y Análisis de informes

En tiempos de campaña, sobran promesas y frases hechas que aluden a cambios de 180 grados en el funcionamiento del Estado y de la sociedad. En un contexto de crisis, incertidumbre, especulación y desconfianza como el actual, propicio para propuestas extremistas, se puso a prueba el nivel de acuerdo de los cordobeses con frases que aluden a tres temas sensibles: seguridad, corrupción e impuestos a los ricos.

Los fenómenos en el tiempo

En lo que respecta a seguridad, se preguntó a 700 cordobeses de la capital cuán de acuerdo estaban con la frase “para bajar la delincuencia hace falta mano dura” y se compararon las respuestas con las recabadas en 2008.

El dato general revela que 3 de cada 4 cordobeses están de acuerdo en algún grado con la afirmación. Estas cifras son prácticamente idénticas a las de 2008, lo cual denota un nivel de concertación bastante estable en torno a la temática.

Frente a la frase “los políticos son corruptos porque la sociedad es corrupta”, los cordobeses mostraron más reparo: sólo 4 de cada 10 dijeron estar de acuerdo. A diferencia de lo ocurrido con la afirmación relativa a la mano dura, hace 15 años un 58% se mostró de acuerdo con la frase, exponiendo una merma de 15 puntos porcentuales (pp) en el nivel de consenso entre los datos relativos a esas mediciones.

Por último, los cordobeses también contaron qué opinan respecto de la afirmación “los ricos deberían pagar más impuestos para ayudar a los pobres”. En 2008, 3 de cada 4 vecinos de Córdoba capital afirmaron estar de acuerdo, mientras que hoy sólo un 45% se expresó en ese sentido. El apoyo popular a la posibilidad de gravar en una mayor proporción a los ricos mermó 31 pp.

¿Hartazgo generalizado o situado?

Todos los cordobeses de la capital sin distinciones de nivel socioeconómico se muestran de acuerdo con la necesidad de mano dura para bajar la delincuencia. Sin embargo, la demanda se hace más contundente entre los vecinos de sectores bajos.

También son las personas de nivel socioeconómico bajo las que, en una proporción mayor al resto, no creen que la corrupción en la política sea un reflejo de la sociedad. La contundencia del desacuerdo de los vecinos de ese segmento no se corresponde con la paridad en términos estadísticos de las opiniones relevadas entre los de nivel alto.

En lo relativo a un incremento de los impuestos a ciudadanos ricos, los cordobeses de nivel socioeconómico bajo son el único segmento que estuvo de acuerdo de forma mayoritaria con una posible medida en ese sentido. En sintonía con el efecto buscado, el nivel socioeconómicamente más privilegiado de la sociedad se mostró más en desacuerdo con la iniciativa: sólo 4 de cada 10 estuvo de acuerdo en algún grado.

Las sociedades mutan

El rol del Estado en términos de seguridad no está puesto en cuestión, sí su performance, y de forma bastante estable en el tiempo. Los cambios de gobierno, la ponderación de los derechos humanos y la difusión de programas multidimensionales de abordaje de la inseguridad no han hecho retroceder a la sociedad cordobesa en su demanda de incrementar las capacidades represivas del Estado para afrontar de forma efectiva el problema.

La desvinculación creciente de la corrupción política de las dinámicas sociales arroja un halo de moralidad a las transacciones privadas, a la vez que deslegitima a la política y aleja a los ciudadanos de ella. Paradójicamente, la consecuencia inmediata de este discurso es el enrarecimiento de la agenda pública, por la incapacidad de apreciar el entramado de relaciones que conforman el fenómeno en su complejidad y el creciente alejamiento de ciudadanos respecto de los funcionarios que deben rendir cuenta de sus actos.

La gravación tributaria incremental de los sectores más acaudalados de la sociedad es una temática donde priman los intereses personales. Más allá de eso, en general ha pregnado a lo largo del tiempo una visión más liberal, vinculada a la teoría del derrame y al despliegue de la potencialidad productora del empresariado, que la que se apreciaba en 2008. Hoy, los cordobeses parecen ver en esos postulados el camino para transformar la realidad.

En lo discursivo, el conjunto de estos fenómenos da cuenta de un viraje en la sociedad hacia posicionamientos más liberales o de derecha en las esferas bajo análisis.

Seguinos en nuestras redes